ApócrifosDe Wikipedia, la enciclopedia libre (Redirigido desde Texto apócrifo) El término apócrifo (griego: απόκρυφος; latín: apócryphus; castellano: oculto) ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos, que no han sido incluidos en el canon del Tanaj judío hebreo-arameo, de la Biblia israelita Septuaginta griega, así como tampoco de ninguna de las distintas Biblias usadas por distintos grupos de cristianos.
[editar] Diferencia entre apócrifos y deuterocanónicosCon este antecedente, es justo enfatizar que existen controversias muy antiguas entre los diferentes grupos confesionales al seno de la tradición judeocristiana; dado que cada uno entre los principales grupos confesionales (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.—, católicos romanos, protestantes y otras tendencias) a través de los siglos, ha venido planteando algunas importantes diferencias con respecto del canon de los grupos restantes, y ha ido reservando el término de «apócrifos» para distintos grupos de textos y de escritos no inclusos en su propia versión del Canon bíblico, aunque estén en la de otro u otros.Los representantes del protestantismo han llamado Apócrifos a los documentos Deuterocanónicos (véase), que son reivindicados como parte integrante del canon por distintas iglesias cristianas ortodoxas, cristianas orientales, y católica romana. Y usan el término Pseudoepígrafos, «escritos falsamente atribuidos», para hacer referencia al resto de los libros surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos; y que, sin embargo, no han sido aceptados por ninguno de los grupos ya antes mencionados. El primero en usar el término en este sentido fue Jerónimo de Estridón, en los escritos en que comenta la tarea que representó la traducción al latín del texto bíblico, a fin de designar a algunos de los libros que hoy son conocidos como deuterocanónicos, que habían sido incluidos en la Biblia judía griega (canon alejandrino), llamada Biblia septuaginta, o Biblia de los LXX, aun cuando no aparecen en el Tanaj judío hebreo-arameo (Canon Palestinense), que fue redefinido por judíos fariseos históricos y neotestamentarios, durante los trabajos del Sínodo de Jamnia, en fecha tan tardía como el 95 d. C., y luego utilizada por las comunidades judías de los siglos posteriores. Jerónimo ignoraba las grandes disensiones que esta aventurada decisión atraería con el tiempo entre las Cristiandades del Mundo Occidental. Doce de estos libros: Tobit, Judit, el Resto de Ester, Baruc, la Epístola de Jeremías, la Historia de Susana, la Historia de Bel y el Dragón, el pasaje Daniel 3:24-90 (en el cuál se contiene la Oración de Azarías y el Himno de los 3 Jóvenes), Sabiduría, Eclesiástico, 1 Macabeos y 2 Macabeos, finalmente serían aceptados, por los distintos grupos históricos cristianos (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.—, y católicos romanos). Otros de esos textos: el Capítulo 151 del Libro de los Salmos de David (comúnmente llamado Salmo 151), el Capítulo 8 del Libro de las Odas (comúnmente llamado Oración de Manasés), 3 Esdras y 3 Macabeos, así como el Epílogo Griego del Libro de Job, los Epígrafes Griegos de varios de los Salmos de David, y el Epígrafe Griego del Capítulo 1 del Libro de las Lamentaciones, fueron recibidos como parte integrante del canon por todos esos grupos, excepto por la iglesia católica romana. Todos estos escritos fueron ratificados por los escritos de muchos de los padres de la iglesia de oriente y occidente. Y, en el caso concreto de la iglesia latina, los doce documentos de la primera lista fueron legitimados por el Sínodo de Roma, en el año 380 d. C., y el Concilio de Hipona, en el año 393 d. C. A pesar de lo cual, el término «apócrifos» volvió a ser aplicado a esos doce textos por Martín Lutero, y otros reformadores protestantes del siglo XVI. A causa de lo cual, la iglesia occidental ratificó su legitimación durante los trabajos del Concilio de Trento, en el año de 1546. Algunos otros libros, inclusos en las Biblias Septuaginta (griega) y Peshitta (siríaca), como 4 Esdras, 4 Macabeos, el Libro de las odas y el Libro de los salmos de Salomón, pueden ser leídos entre los apéndices de algunas importantes versiones y ediciones de la Biblia; como la Vulgata latina de Jerónimo, la Biblia eslavónica de Ostrog, la Biblia sinodal rusa, la Biblia del oso de Reina (1569), la Biblia del cántaro de Valera (1602), la King James version (1611), la Revised standard version y la New revised standard version. Otros libros fueron vistos como textos sagrados e inspirados por comunidades judías marginadas, padres de la iglesia, y grupos de cristianos, siendo rechazados como apócrifos más tarde, o más allá de los contextos en los cuales ellos fueron acogidos:
Casiodoro de Reina decidió incluirlos como parte integral del Antiguo testamento en la Biblia del oso, la primera edición de la Reina-Valera, en el año de 1569. Y Cipriano de Valera, su primer revisor y corrector de estilo, optó por reunirlos aparte, como un tercer grupo de textos intertestamentarios, entre el Antiguo y el Nuevo testamento, en la Biblia del Cántaro, de 1602. Sin embargo, a causa de confrontaciones de tipo ideológico, fueron suprimidos en 1860 por Lorenzo Lucena Pedrosa. Pero en 2009 ha sido publicada en España la Biblia del Siglo de Oro que es una edición actualizada del texto de Reina y Valera, con restitución de nueve de sus doce Deuterocanónicos. [editar] Apócrifos del «Nuevo testamento»El término apócrifos, lejos de referirse a las consabidas acepciones adversas negativas que tienen, es una expresión que reviste otro carácter: se trata de textos cuyo acceso fue oculto, vedado, denegado, ante las grandes masas de cristianos católico-ortodoxos, escritos revestidos en una auréola de magia y misticismo[cita requerida].Se trata de otras palabras y enseñanzas de Jesús que supuestamente fueron difundidas por siete de los doce discípulos de Cristo, de acuerdo con los textos del Nuevo testamento. (En este sólo han sido compilados documentos escritos por cinco de esos doce. Y ellos son, a saber: Mateo, Juan, Santiago, Pedro y Judas el Tadeo. Se trata de escritos que alegan ser las enseñanzas ocultas de los restantes apóstoles y cuyo contenido no respalda muchas de las ideas mesiánicas comúnmente aceptadas por grupos de cristianos, y que fueron documentos tenidos en gran estimación, e incluso revestidos de carácter sagrado por los cristianos gnósticos de los primeros siglos de la era cristiana. Se trata de enseñanzas referentes a una forma distinta de lograr acceder a la vida del mundo perdurable; no como un don gratuito, por bienaventuranza, sino como un estado conquistado de una transcendencia metafísica basada en la renuncia cotidiana al mundo y los placeres de la carne[cita requerida]. Los apócrifos del Nuevo Testamento incluyen varios evangelios y vidas de los apóstoles. Algunos de ellos fueron escritos evidentemente por autores gnósticos o miembros de otros grupos posteriormente definidos como herejes. Muchos de estos textos fueron descubiertos durante los siglos XIX y XX, generando una intensa oleada de especulaciones en torno a su importancia en los inicios del cristianismo entre los eruditos religiosos[cita requerida]. Si bien los protestantes, católicos y, en general, los ortodoxos están de acuerdo acerca de qué libros deben ser incluidos en el canon del Nuevo testamento, la Iglesia ortodoxa etíope solía incluir las epístolas I y II de Clemente y al Pastor de Hermas. A su vez otras iglesias como la Copta, tenían en sus pasajes escritos que describían la niñez de Jesús[cita requerida]. Lutero consideraba apócrifa a la epístola de Santiago, dudando y cuestionando su autoría a manos de cualquiera de los dos apóstoles llamados por el nombre de Santiago. También porque la epístola contiene una declaración que contradice aparentemente las enseñanzas de Lutero de la salvación sólo por la fe: la «fe sin obras está muerta» (2:26). Lutero, en su propia edición de la Biblia, degradó y relegó al nivel de unos simples apéndices la Epístola de Santiago y otros tres documentos, a saber: la Epístola a los Hebreos, la Epístola de Judas, y el libro de Apocalipsis[cita requerida]. Posteriormente se incluyeron estos libros con el canon protestante en su Nuevo Testamento, pero los colocaron luego de esos libros. Por lo tanto, los libros del Nuevo Testamento luterano (al menos en alemán) están ordenados en forma diferente a otras Biblias protestantes. Un libro apócrifo del Nuevo testamento bien conocido es el Evangelio de Tomás, el único texto completo que fue encontrado en la ciudad egipcia de Nag Hammadi en 1945. Otro evangelio propio de las corrientes gnósticas dentro del cristianismo de los primeros siglos, atribuido a Judas de Carioth, el Evangelio de Judas, generó expectativa entre los seguidores de estudios y cuestiones del judeocristianismo cuando fue rescatado, reconstruido y presentado en el año 2006, en esfuerzo conjunto de Maecenas Foundation y National Geographic Society [cita requerida]. Han ejercido y ejercen un enorme influjo en la piedad e iconografía cristianas. Entre las tradiciones conservadas únicamente en los apócrifos, se cuentan los nombres de los padres de María, (Joaquín y Ana), el episodio de la Presentación de la Virgen niña en el templo, el número y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar), y la presencia de un asno y un buey en el pesebre donde María dio a luz. Allí también se encuentran los nombres y las historias del Buen Ladrón (Dimas) y del Mal Ladrón (Gestas); la historia de Verónica (recogida inclusive en la devoción piadosa del Via Crucis, de tradición católica); el nombre de Longinos, el centurión que atravesó el costado de Jesús en la cruz; o la primera sugerencia explícita de la virginidad perpetua de María, que se encuentra en el Protoevangelio de Santiago. La fuerte presencia de esas tradiciones en la liturgia lleva con frecuencia a olvidar que ninguno de ellos ha sido incluido entre los Evangelios canónicos [cita requerida]. Entre los textos apócrifos se cuentan numerosos Evangelios; entre ellos hay los que llevan nombres de personajes famosos de la iglesia primitiva a los que se atribuyen estos escritos, como el Evangelio de Tomás del cual se encontraron antiguas copias en copto, manuscritas por una comunidad de cristianos gnósticos; otros fueron titulados por el supuesto contenido de la obra (Evangelio de la Verdad), por su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto) o por el grupo al que estuvieron destinados (Evangelio de los Hebreos, de los Griegos, etc.) En el siglo XIX comenzaron a hacerse unos estudios a fondo sobre estos textos. Se encontraron escritos «apócrifos» desde el año 300 a. C. hasta el Nuevo testamento, que proporcionaron a los investigadores una gran riqueza como fuentes históricas, así como, también, posturas divergentes sobre temas como inmortalidad, resurrección, etc., y la creencia en ellos a través de los siglos, desde un punto de vista siempre escatológico [cita requerida]. [editar] Véase también[editar] Bibliografía
[editar] Enlaces externos
Biblical apocryphaFrom Wikipedia, the free encyclopedia books published in a separate section of some editions of the Bible despite not necessarily being considered part of the canon. For this reason they are typically printed in a third section of the Bible apart from the Old and New Testaments. In many editions they are omitted entirely.Different churches and congregations have differing views on what, if anything, constitutes their Biblical Apocrypha. The biblical apocrypha are sometimes called simply "the" Apocrypha. For extra-biblical works sometimes referred to as "apocrypha", see the articles on apocrypha and on Pseudepigrapha. For biblical works sometimes classified as "apocrypha" despite being considered canonical by non-Protestant Christians, see the article on deuterocanonical books. Although the term apocrypha simply means hidden, this usage is sometimes considered pejorative by those who consider some such works to be canonical parts of scripture.
[edit] Apocrypha in the editions of the BibleSurviving manuscripts of the whole Christian Bible (see for example Codex Vaticanus, Codex Sinaiticus, Codex Alexandrinus, and Peshitta), include at least some of the Apocrypha as well as disputed books. After the Protestant and Catholic canons were defined by Luther (c. 1534) and Trent (1546) respectively, early Protestant editions of the Bible (notably the Luther Bible in German and 1611 King James Version in English) did not omit these books, but placed them in a separate Apocrypha section apart from the Old and New Testaments to indicate their status.[edit] Gutenberg BibleThis famous edition of the Vulgate was published in 1455. Like the manuscripts it was based on, the Gutenberg Bible lacked a specific Apocrypha section;[1] its Old Testament included the books that Jerome considered apocryphal, and those Clement VIII later moved to the appendix. The Prayer of Manasses was located after the Books of Chronicles, and 3 and 4 Esdras followed 2 Esdras (Nehemiah), and Prayer of Solomon followed Ecclesiasticus.[edit] Luther BibleMartin Luther translated the Bible into German during the early part of the 16th century, first releasing a complete Bible in 1534. His Bible was the first major edition to have a separate section called Apocrypha. Books and portions of books not found in the Masoretic Text of Judaism were moved out of the body of the Old Testament to this section.[2] Luther placed these books between the Old and New Testaments. For this reason, these works are sometimes known as inter-testamental books, see also Intertestamental period. The books 1 and 2 Esdras were omitted entirely.[3] Some twentieth century editions of the Luther Bible omit the Apocrypha section.[citation needed]Luther also expressed some doubts about the canonicity of four New Testament books, although he never called them apocrypha: the Epistle to the Hebrews, the Epistles of James and Jude, and the Revelation to John. He did not put them in a separate named section, but he did move them to the end of the New Testament.[4] [edit] Clementine Vulgate
See also: Books of the Latin Vulgate [edit] Apocrypha of the King James VersionThe English-language King James Version of 1611 followed the lead of the Luther Bible in using an inter-testamental section labelled "Books called Apocrypha", or just "Apocrypha" at the running page header. The section contains the following:[6]
[edit] Other early Bible editions
In the Zürich Bible (1529–30) they are placed in an Appendix. They include 3 Maccabees, along with 1 Esdras & 2 Esdras. The 1st edition omitted the Prayer of Manasseh and the Rest of Esther, although these were included in the 2nd edition. The French Bible (1535) of Pierre Robert Olivétan placed them between the Testaments, with the subtitle, "The volume of the apocryphal books contained in the Vulgate translation, which we have not found in the Hebrew or Chaldee". In 1569 the Spanish Reina Bible following the example of the pre-Clementine Latin Vulgate contained the deuterocanonical books in its Old Testament. Valera's 1602 revision of the Reina Bible removed these books into an inter-testamental section following the other Protestant translations of its day. [edit] Modern editionsAll King James Bibles published before 1640 included the Apocrypha.[citation needed] In 1826[8], the British and Foreign Bible Society decided that no BFBS funds were to pay for printing any Apocryphal books anywhere. Since then most modern editions of the Bible and re-printings of the King James Bible omit the Apocrypha section. In the 18th century, the Apocrypha section was omitted from the Challoner revision of the Douay-Rheims version. In the 1979 revision of the Vulgate, the section was dropped. Modern reprintings of the Clementine Vulgate commonly omit the Apocrypha section. Many reprintings of older versions of the Bible now omit the apocrypha and many newer translations and revisions have never included them at all.There are some exceptions to this trend, however. Some editions of the Revised Standard Version of the Bible include not only the Apocrypha listed above, but also the third and fourth books of the Maccabees, and Psalm 151; the RSV Apocrypha also lists the Letter of Jeremiah (Epistle of Jeremy in the KJV) as separate from the book of Baruch, following the Orthodox tradition. The American Bible Society lifted restrictions on the publication of Bibles with the Apocrypha in 1964. The British and Foreign Bible Society followed in 1966.[9] The Stuttgart edition of the Vulgate (the printed edition, not most of the on-line editions), which is published by the UBS, contains the Clementine Apocrypha as well as the Epistle to the Laodiceans and Psalm 151. Brenton's edition of the Septuagint includes all of the Apocrypha found in the King James Bible with the exception of 2 Esdras, which was not in the Septuagint and is no longer extant in Greek.[10] He places them in a separate section at the end of his Old Testament, following English tradition. In Greek circles, however, these books are not traditionally called Apocrypha, but Anagignoskomena (ἀναγιγνωσκόμενα), and are integrated into the Old Testament. The Orthodox Study Bible, published by Thomas Nelson Publishers, includes the Anagignoskomena in its Old Testament. This was translated by the Saint Athanasius Academy of Orthodox Theology, from the Rahlfs Edition of the Septuagint. As such, they are included in the Old Testament with no distinction between these books and the rest of the Old Testament. This follows the tradition of the Eastern Orthodox Church where the Septuagint is used for Old Testament scripture, rather than the Masoretic Hebrew bible.[11] [edit] AnagignoskomenaThe Septuagint, the pre-eminent Greek version of the Old Testament, contains books that are not present in the Hebrew Bible. These texts are not traditionally segregated into a separate section, nor are they usually called apocrypha. Rather, they are referred to as the Anagignoskomena ("things that are read"). The anagignoskomena are Tobit, Judith, Wisdom of Solomon, Wisdom of Jesus Sirach, Baruch, Epistle of Jeremy (in the Vulgate this is chapter 6 of Baruch), additions to Daniel (The Prayer of Azarias, Sosanna and Bel and the Dragon), additions to Esther, 1 Maccabees, 2 Maccabees, 3 Maccabees, 1 Esdras, and Psalm 151. 4 Maccabees is relegated to an appendix in modern editions of the Greek Bible.Some editions add the Odes, including the Prayer of Manasses. Some Slavonic Bibles add 2 Esdras. [edit] PseudepigraphaTechnically a pseudepigraphon is a book written in a biblical style ascribed to an author who did not write it. In common usage, however, the term pseudepigrapha is often used by way of distinction to refer to apocryphal writings that do not appear in printed editions of the Bible, as opposed to the apocryphal texts listed above. Examples[12] include:
[edit] Cultural impact
[edit] Biblical canonMain article: Biblical canon [edit] Vulgate prologuesJerome completed his version of the Bible, the Latin Vulgate, in 405. In the Middle Ages the Vulgate became the de facto standard version of the Bible in the West. These Bibles were divided into Old and New Testaments only; there was no separate Apocrypha section. Nevertheless, the Vulgate manuscripts included prologues[15] that clearly identified certain books of the Vulgate Old Testament as apocryphal or non-canonical. In the prologue to the books of Samuel and Kings, which is often called the Prologus Galeatus, Jerome described those books not translated from the Hebrew as apocrypha; he specifically mentions that Wisdom, the book of Jesus son of Sirach, Judith, Tobias, and the Shepherd "are not in the canon". In the prologue to Esdras he mentions 3 and 4 Esdras as being apocrypha. In his prologue to the books of Solomon, he mentioned "the book of Jesus son of Sirach and another pseudepigraphos, which is titled the Wisdom of Solomon". He says of them and Judith, Tobias, and the Books of the Maccabees, that the Church "has not received them among the canonical scriptures".He mentions the book of Baruch in his prologue to the Jeremias and does not explicitly refer to it as apocryphal, but he does mention that "it is neither read nor held among the Hebrews". In his prologue to the Judith he mentions that "among the Hebrews, the authority [of Judith] came into contention", but that it was "counted in the number of Sacred Scriptures" by the First Council of Nicaea. Although in his Apology against Rufinus, Book II he denied the authority of the canon of the Hebrews, this caveat does not appear in the prologues themselves, nor in his prologues does he specify the authorship of the canon he describes. Whatever its origin or authority, it was this canon, without qualification, that the prologues of the bibles of Western Europe described. [edit] ClassificationThe Apocrypha of the King James Bible constitutes the books of the Vulgate that are present neither in the Hebrew Old Testament nor the Greek New Testament. Since these are derived from the Septuagint, from which the old Latin version was translated, it follows that the difference between the KJV and the Roman Catholic Old Testaments is traceable to the difference between the Palestinian and the Alexandrian canons of the Old Testament. This is only true with certain reservations, as the Latin Vulgate was revised by Jerome according to the Hebrew, and, where Hebrew originals were not found, according to the Septuagint. Furthermore, the Vulgate omits 3 and 4 Maccabees, which generally appear in the Septuagint, while the Septuagint and Luther's Bible omit 2 Esdras, which is found in the Apocrypha of the Vulgate and the King James Bible. Luther's Bible, moreover, also omits 1 Esdras. It should further be observed that the Clementine Vulgate places the Prayer of Manasses and 3 Esdras and 4 Esdras in an appendix after the New Testament as apocryphal.It is hardly possible to form any classification not open to some objection. Scholars are still divided as to the original language, date, and place of composition of some of the books that come under this provisional attempt at order. (Thus some of the additions to Daniel and the Prayer of Manasseh are most probably derived from a Semitic original written in Palestine, yet in compliance with the prevailing opinion they are classed under Hellenistic Jewish literature. Again, the Slavonic Enoch goes back undoubtedly in parts to a Semitic original, though most of it may have been written by a Greek Jew in Egypt.) A distinction can be made between:
Next, within these literatures there are three or four classes of subject material.
[edit] References
[edit] External links
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Apócrifos - Biblical apocrypha
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