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martes, 12 de octubre de 2010

SINAI - TELL ARPACHIYA - DICCIONARIO BIBLICO ARQUEOLOGICO





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SINAI - TELL ARPACHIYA

T



SINAI. La península de Sinaí abarca un desierto estéril situado al sur del territorio-puente que conecta a Egipto con las tierras de la fértil media luna. El arroyo de Egipto o Wadi el-Árish, que corre hacia el norte desde el desierto de Parán, marca el límite geográfico entre Canaán y Egipto. El contacto entre las dos naciones fue continuo, porque la distancia entre las ciudades principales era relativamente corta. Kantara, en el delta oriental, está alrededor de 187 kms. de Rafia al sur de Canaán. El general romano Tito tardó cinco días para llegar desde Silo, en Egipto, hasta Gaza.

Tres antiguos caminos atraviesan el territorio-puente entre Egipto y sus vecinos asiáticos.

Rodeando el Mediterráneo está la Via Maris (“la vía del mar”), la cual usaban los ejércitos de Egipto cuando hacían campañas en Asia. La Escritura la llama, “el camino de la tierra de los filisteos” (Ex. 13:17, 18), afirmando que los israelitas evadieron este camino bajo la dirección de Dios. Los otrora esclavos de faraón no estaban en condiciones de pelear en completa escala una guerra, la cual habría sido inevitable si el éxodo hubiera seguido la ruta de la costa.

Al sur de la Via Maris estaba el “camino de Shur” (Gn. 16:7), el camino que Agar tomó cuando huyó de su dueña, Sara. Agar, una egipcia, estaba evidentemente en camino a su patria cuando un ángel la detuvo y le dijo que regresara al hogar de Abraham. Los egipcios edificaron una muralla en la frontera para dirigir el tráfico desde el Oriente. Siendo que la palabra “Shur” significa “muralla”, el camino parece haber terminado en un punto de inspección custodiado por las tropas egipcias. La terminal egipcia estaba en la región de la moderna Ismailia, en el canal de Suez. Al sur de Canaán se conectaba con caminos que conducían al norte de Beerseba, Hebrón y Jerusalén.

EL CAMINO DEL EXODO
Una tercera ruta, conocida en tiempos modernos como el Darb el-Haj, “el camino del peregrino”, corre a través de la península sinaítica desde el comienzo del golfo de Suez hasta Ezióngeber (Elat) en la cabecera del golfo de Akaba. Estos dos golfos, que se extienden como las orejas de un conejo en dirección noroeste y nordeste desde el mar Rojo, sirven de límite a la península sinaítica.

El éxodo no llevó a Israel por ninguno de los caminos bien transitados y es difícil para los geógrafos modernos trazar la ruta del éxodo con cierta certidumbre. El punto de partida fue Ramesés en el Delta oriental (Nm. 33:5), identificado con el Per Rameses egipcio, la ciudad capital que Ramesés II edificó en o cerca del sitio de la antigua Tanis. Fue en esta región donde el patriarca Jacob se radicó algunos siglos antes (Gn. 47:11) cuando se la describió como “lo mejor de la tierra”.

Se hicieron paradas en Sucot (Ex. 12:37), tkw egipcio en la parte oriental del wadi Tumilat, y en Etam “al borde del desierto” (Ex. 13:20), un sitio que no ha sido identificado. Desde Etam ellos regresaron a Pi-Hahirot, el que debió haber sido el nombre de un canal que unía los lagos amargos con el Nilo. El campamento israelita estuvo “junto al mar al lado de Pi-Hahirot, al frente de Baal-zefón” (Ex. 14:9). Baal-zefón es un nombre semítico que significa “Baal del norte”. En tiempos helénicos, un templo a Zeus Casio estuvo emplazado allí. Cerca había otro lugar que lleva un nombre semítico, Migdol, que significaba torre. Migdol era un nombre común para referirse a lugares, porque el mundo antiguo tenía muchas torres de vigía. Se lee de una torre de Seti y una torre de Merneptah identificada con el moderno Tell el-Heir, a 8 kms. al norte de Zilu entre Qantara y Pelusium. Estaba en el sector norte de la antigua muralla de Egipto.

Israel abandonó Egipto “por el camino… del mar Rojo” (Ex. 13:18); pero la ubicación exacta del cruce no se conoce. Aunque conocido tradicionalmente como el mar Rojo, el texto hebreo del Exodo es claro en indicar que este era el “mar de juncos” que Israel cruzó para escapar de Egipto y de los ejércitos de faraón. El término describe adecuadamente la región de los lagos del norte del golfo de Suez que comprende los lagos amargos y el lago Timsah. El cruce debió haber tenido lugar al norte de la península del Sinaí, porque los israelitas se encontraron en el desierto de Shur después de cruzar el mar (Ex. 15:22). El desierto de Shur cubre el área al sur de la costa mediterránea, que se extiende desde el wadi el-Arish (el “arroyo de Egipto”) hasta la línea del moderno canal de Suez. Todas las rutas directas desde Egipto a Canaán pasaban a través del desierto de Shur.

Sin embargo, en lugar de tomar una de las rutas directas hacia el oriente, los israelitas se desviaron al sur hacia la península del Sinaí, tomando una ruta paralela al golfo de Suez. Fueron hechas breves paradas en Mara, donde las aguas amargas fueron endulzadas (Ex. 15:23-26) y en el oasis de Elim (Ex. 15:27) con sus doce fuentes y sesenta palmeras.

En el corazón de la península sinaítica, al sur del desierto de Shur, está la región conocida como el desierto de Sin en el cual Dofca está ubicada (Nm. 33:12). Se piensa que Dofca estaba situada cerca de las famosas minas de cobre y turquesa, las cuales fueron operadas por el faraón desde los tiempos dinásticos primitivos. En el centro de la región minera estaba el famoso templo a la diosa Hator en Serabit el-Khadem. Cientos de inscripciones han sido identificadas en el templo y en las entradas de las minas. Aunque la mayoría de ellas están en caracteres jeroglíficos egipcios, aproximadamente cuarenta están en el así llamado alfabeto protosinaítico del siglo XV a. de J.C. Estas representan uno de los primeros intentos en desarrollar medios de escritura puramente alfabética.

La última parada antes del monte Sinaí fue en Refidim (Ex. 17:1), posiblemente el moderno wadi Refayid en la parte suroeste de la península. Aquí Moisés golpeó la roca (Ex. 17:1-7) de la que brotaron las aguas y satisficieron las necesidades de su pueblo. Poco después los israelitas se encontraron con sus primeros enemigos, los amalecitas, y obtuvieron la victoria después de una difícil batalla (Ex. 17:8-16).

Desde el siglo IV d. de J.C., la tradición ha situado el monte Sinaí en la parte sur de la península sinaítica. Una leyenda afirma que Catalina de Alejandría, después de su martirio, fue llevada por los ángeles a la cima de la montaña que ahora lleva su nombre. Un monasterio ha estado ubicado allí continuamente desde el siglo IV, aunque los cristianos han pasado a través de períodos de severa persecución. La conquista musulmana trajo consigo fuertes sentimientos anticristianos y se registraron masacres en el tiempo del monje Amonio (373 d. de J.C.) y algunos años más tarde en los días de San Nilo (390 d. de J.C.). El presente monasterio de Santa Catalina, en la falda noroccidental de Jebel Musa (una montaña de 2.287 mts. de altura) fue fundado ca. 527 d. de J.C., bajo el emperador Justiniano, quien lo estableció en el sitio donde Elena, la madre de Constantino, había erigido un pequeño templo dos siglos antes.

Al llegar a Jebel Musa desde Serabit el-Khadem, el viajero entra a un amplio valle llamado er-Raha, tres kms. de largo y de, 5 a 1 km. de ancho. Este sería el lugar natural para el campamento de Israel (Ex. 19:1, 2; Nm. 33:15). Elevándose sobre la llanura hay 3 prominencias, Ras es-Safsaf hacia el noroeste, Jebel Musa hacia el sureste y aun más alto, Jebel Katarin que se levanta a 2.593 mts. hacia el suroeste. Mientras que Gebel Musa, que significa “el monte de Moisés”, es la ubicación preferida, no se puede ser dogmático en relación con el Sinaí original. El historiador eclesiástico Eusebio prefiere otro sitio, Jebel Serbal, al oeste del Wadi Feiran y algunos eruditos descartan la península del Sinaí enteramente, prefiriendo un sitio en el noroeste de Arabia o en la vecindad de Cades-barnea. Sin embargo, la parte sur de la península sinaítica es favorecida, y Gebel Musa puede bien ser el verdadero monte Sinaí, u Horeb, donde Moisés recibió la ley.

Después de acampar en el Sinaí, los israelitas se movilizaron hacia el norte y entraron al desierto de Parán, el cual está limitado al oriente por la extensión del valle del Jordán-mar Muerto, conocido como el Araba y su extensión al sur, el golfo de Akaba. A este desierto de Parán huyeron Agar e Ismael después que fueron expulsados de la casa de Abraham (Gn. 21:21) y desde la misma región, Moisés envió hombres para explorar la tierra de Canaán (Nm. 10:12; 12:16). En el límite norte del desierto de Parán, donde éste toca el desierto de Sin, está Cades-barnea (Nm. 10:1, 22). Cades-barnea, era evidentemente un antiguo lugar santo, conocido también por el nombre de En-Mizpa (“fuente de juicio”) en el tiempo de Abraham (Gn. 14:7). En 1842, Rowlands descubrió una fuente con el nombre Ain Qudeis ca. 80 kms. al suroeste de Beer-seba y los eruditos han tenido la tendencia de identificarla con la Cades-barnea bíblica. Sin embargo, la poca cantidad de agua que hay en el sitio es contraria a la identificación. Una ubicación más apropiada sería Ain Qudeirat, a 8 kms. al noroeste de Ain Qudeis, que tiene abundancia de agua y vegetación. Debió de haber sido en algún lugar en esta área general donde Israel acampó varias veces durante el período en que vagaron por el desierto (Nm. 13:26; 20:1; Dt. 1:19, 46). Aquí murió María y fue sepultada (Nm. 20:1) y Aarón fue sepultado en el cercano monte Hor (Nm. 20:22–29).

Cades-barnea bien pudo haber servido como una base para la invasión de Canaán, si los israelitas no hubieran creído el informe de la mayoría de los espías que expresaron temor de que serían dominados por el enemigo (Nm. 13:25-14:3). Fue hecho un intento de penetrar al sur de Canaán (Nm. 14:45); pero Israel sufrió una derrota a manos de los amalecitas y los cananeos. La generación que había salido de Egipto no entró en la tierra prometida. La mayoría de los años de peregrinaje parecen haber sido pasados en la vecindad de Cades. Cuando llegó el momento para hacer un nuevo intento de entrar a la tierra de Canaán, la ruta directa del sur fue rechazada y las tribus cruzaron el Arabah y se desviaron evitando cruzar Edom (Nm. 21:4) mientras se preparaban para entrar desde el oriente a Canaán.

JEBEL MUSA (árabe para Monte Moisés) en la parte sur de la Península del Sinaí es el tradicional Monte Sinaí u Horeb donde Moisés recibió la ley. Cortesía de Matson Photo Service.
SINARSINAR. El Sinar bíblico era el territorio en el cual las grandes ciudades de Erec, *Acad y *Babilonia estaban ubicadas. (Gn. 10:10). El nombre Sinar se usó para designar el lugar al cual los judíos fueron exiliados (Is. 11:11; Dn. 1:2). La Septuaginta identifica Sinar con Babilonia. Aunque el territorio alrededor de Bagdad se conoce como Sen’ar, en siriaco, ningún nombre semítico antiguo para Babilonia que corresponda a Sinar es conocido. Sin embargo, la identificación de sus ciudades, no deja ninguna duda de que el Sinar bíblico es el territorio que más tarde comprendió a Babilonia.

kms. kilómetro
SINUHE. El romance egipcio en el cual el héroe lleva el nombre Sinuhé surgió de los acontecimientos políticos de Egipto durante el siglo XX a. de J.C. Sinuhé servía, según la historia, con una expedición militar guiada por el hijo del rey y corregente Senusert I. Las tropas habían reprimido ciertas tribus libias en el límite del delta occidental y habían empezado la marcha de regreso al valle del Nilo con su botín cuando una tarde recibieron noticias del palacio que el rey Amenemhet I, fundador de la dinastía vigésima, había sido asesinado, víctima de una intriga cortesana.

Senusert partió inmediatamente hacia la residencia real (situada cerca de la moderna villa de El-Lisht) sin notificar a sus hombres; pero Sinuhé supo del cambio repentino de los eventos al oír por casualidad una conversación clandestina entre uno de los mensajeros y uno de los hijos del rey a quien los conspiradores pretendían colocar en el trono. El significado de sus palabras dejó a Sinuhé envuelto en pánico e inmediatamente emprendió la huida para evitar convertirse en una víctima en la lucha civil que podía venir.

Sinuhé cruzó el Nilo hacia el sur del delta y a pie continuó hasta la frontera nororiental, donde consiguió deslizarse más allá de las guarniciones fronterizas. La sed lo dominó en el desierto; pero en un momento oportuno una banda de nómadas vino y lo salvó de su apuro. Deambuló de lugar en lugar en Canaán, llegando finalmente a Biblos y de allí se encaminó tierra adentro y se radicó en una región fértil llamada Quedem donde sus servicios fueron utilizados por un gobernador sirio. La pregunta del príncipe: “¿Por qué has venido aquí?” (una expresión típica de la épica del Mediterráneo oriental), trae la historia a una pausa completa, porque el narrador usa la réplica de Sinuhé para presentar un largo elogio alabando al nuevo faraón, Senusert.

El príncipe da su hija mayor como esposa a Sinuhé; una acción sorprendentemente similar a la ocurrida cuando Moisés huyó de Egipto buscando asilo en la tierra de Madián (Ex. 2:15–21). A Sinuhé también se le encargó un territorio fronterizo notable por su fertilidad: “Esta es una buena tierra llamada Ya’a. Produce higos y uvas. Tiene más vino que agua. La miel es copiosa y el aceite de oliva abunda. Toda clase de frutos se dan en sus árboles. La cebada y el trigo se producen aquí, al igual que infinidad de ganado de todas las especies.” La descripción sigue el mismo molde de la caracterización bíblica de la tierra prometida. (Dt. 8:7–9). La costumbre de otorgar una región fronteriza a un refugiado capaz está presente en la épica homérica también; véase la experiencia de Fénix (Ilíada IX:478–84.).

Con el tiempo Sinuhé fue elevado a una posición más prominente, y después, cuando sus propios hijos crecieron, ellos también fueron considerados parte de la aristocracia gobernante. Cuando los nómadas usurparon el territorio de las ciudades-estados, Sinuhé fue el líder estratégico para vencerlos. El mismo guió a las tropas en varias misiones de combate y ganó distinción por medio de un éxito tras otro.

La estimación y el favor que habían caído sobre Sinuhé no podían sino incitar los celos de algún guerrero ambicioso, y pronto un desafío a un duelo personal golpeó a las puertas de la casa de Sinuhé. Sinuhé manifestó su disgusto en pelear con un hombre con quien no había tenido ningún pleito; pero estuvo de acuerdo en realizar el duelo a la mañana siguiente. Al amanecer, toda la tierra virtualmente se había reunido para presenciar la lucha. Sinuhé, aunque considerado el que perdería, hizo presa fácil de su oponente: “Me embistió y yo le disparé, mi flecha se clavó en su cuello. El gritó y cayó sobre su nariz. Lo despaché con su propia hacha de batalla y sobre su espalda lancé mi grito de guerra…Lo que él había planeado hacerme, Yo se lo hice a él.”

Hay muchos rasgos en este episodio que nos recuerdan los detalles de materiales épicos similares. Sin duda, algunos de los más cercanos paralelos están en el relato del triunfo de David sobre Goliat (1 S. 17), que sin duda se originó algunos nueve siglos más tarde, y antes que la edad heroica hubiera terminado en Israel. Los relatos bíblicos dicen que Goliat, mortalmente herido, cayó con el rostro en tierra y entonces fue decapitado con su propia espada. Aun el espíritu vengativo atribuido a Sinuhé se hace presente en la saga del Mediterráneo oriental, porque los guerreros filisteos declaran que ellos habían venido a apresar a Sansón “para hacerle a él lo que él nos ha hecho a nosotros”, mientras que Sansón a su vez explica sus acciones diciendo: “Yo les he hecho como ellos me hicieron” (Jue. 15:10, 11). Es notable que el famoso mandamiento del Nuevo Testamento “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”, hace excepción a la regla de la conducta heroica de las épicas antiguas.

Con la derrota de su desafiante, Sinuhé creció en fama y fortuna. Y aún así, cuando ocurrió que su reputación alcanzó la corte egipcia, se llenó de nostalgia. Había envejecido en el exilio y anhelaba ser repatriado. Una oración expresando su deseo trae a luz el tema fundamental de la historia: un héroe en el extranjero que desea retornar a su patria más que cualquier otra cosa. El tema era popular en la antigua literatura egipcia. Otros relatos lo usan, los cuales son: *El Marino Náufrago, El Principe Condenado y *Los Dos Hermanos. Dentro del campo de la realidad el tema tiene en el informe de * Wenamon, su escenario en los puertos del Mediterráneo oriental. La tradición tiene su expresión más elaborada en la Odisea homérica.

Las oraciones de Sinuhé fueron contestadas. Senusert oyó acerca de las circunstancias del héroe y le fueron enviados regalos al exilio en Siria para asegurarle de la buena voluntad del faraón. Y entonces, un día, Sinuhé recibió una carta real urgiéndole en gran manera a regresar a Egipto donde él podría vivir el resto de su vida en la capital y tener un entierro decente. El se conmovió profundamente por el mensaje e inmediatamente contestó alabando al rey y excusándose, en primer lugar, por haber abandonado a Egipto. El indicó su deseo de renunciar a su posición en Ya’a y pidió se le permitiera traer con él tres príncipes de renombre: Meki de Qedem del Sur, Ya’ush de Keshu y Menus de las tierras de los fenicios. Este último puede ser una alusión a Minos, el gobernador legendario de Creta, quien, de acuerdo con la tradición griega, fue el hijo de una princesa fenicia. Sin embargo, esta identificación no está libre de problemas.

En un día Sinuhé había entregado su heredad a sus hijos y había nombrado a su hijo mayor como el “fratriarca”. Luego emprendió el viaje hacia el sur hasta la guarnición egipcia. Allí el oficial encargado de las patrullas de la frontera envió mensaje al faraón que Sinuhé había llegado, y Senusert envió barcos a Sinuhé hasta Egipto. Sinuhé mismo fue llevado a bordo de un navío bien equipado y transportado a la capital.

Muy temprano, al siguiente día, Sinuhé fue conducido al palacio y llevado a la presencia del rey, quien lo saludó bondadosamente. La emoción fue demasiado grande para el antiguo expatriado. Se desmayó y tuvo que ser ayudado a levantarse. Sólo después que Su Majestad lo reprendió por su falta de decoro Sinuhé encontró palabras y únicamente para admitir su estado de agitación. Entonces la reina y sus hijos entraron; pero quedaron desconcertados por el cuadro que encontraron ante su vista.

Tuvieron que ser convencidos de que en realidad ese anciano barbado en vestido asiático era Sinuhé. Este pronto fue conducido a cuartos lujosos y restaurado a la vida placentera de la corte egipcia: “Se quitaron años de mi cuerpo. Me afeitaron y mi cabello fue peinado. Una cantidad (de tierra) fue llevada de vuelta al desierto, mis vestidos devueltos a los beduinos. Fui vestido de lino fino y ungido con delicados aceites. Dormí en una cama. Cedí la arena a aquellos que viven allí y el aceite de madera a quien se unge a sí mismo con éste.” A Sinuhé se le proveyó de una finca campestre, recientemente renovada y las comidas le eran traídas desde el palacio. El pasaría el resto de sus días con todas las comodidades imaginables.

El relato termina con una descripción de la construcción del lugar final de descanso del héroe. Su sepulcro fue provisto de sacerdotes y campos escogidos y fue embellecido con una estatua cubierta de oro de Sinuhé. Un príncipe no hubiera podido esperar más: “Fue Su Majestad quien hizo que esto sucediera. No hay hombre pobre por quien lo mismo se haya hecho.”

I. Aspectos Literarios. El cuento de Sinuhé es evidentemente el esfuerzo de un escritor excepcional y no el producto de una improvisación oral. Se escribió en su comienzo; no hay evidencia de un extenso período de desarrollo. Esto no significa negar que la composición marca la culminación de una rica tradición literaria ni que un largo e intenso pensamiento está implicado. Al contrario, el legado del autor y el talento debieron haber sido notables de verdad. Si se supiera su nombre, estaría entre la lista de aquellos que han legado a la posteridad los clásicos de la literatura mundial. Su trabajo constituye un hito significativo en la historia de la civilización.

El lenguaje empleado no es el vernáculo de su tiempo, sino más bien el fruto surgido de una fuente de tradición cuyos fundamentos están enraizados en medio de un pasado difícil de trazar. La historia se desarrolla en prosa elegante entremezclada con pasajes poéticos. Cada oración está cuidadosamente elaborada con viveza y variedad. En un trabajo de menos de tres mil palabras de longitud hay más de setecientos términos léxicos. El rico vocabulario abunda en expresiones picarescas, frescura y color. Abundan los sinónimos y morfemas alternados. Fórmulas repetidas están ausentes. En ningún momento el relato cae en la monotonía.

No hay manera de saber la extensión en que los trovadores profesionales hicieron circular el relato de las aventuras de Sinuhé. Baste decir que lo más posible es que se contara y volviera a contar para entretener a las altas clases de la sociedad egipcia, por lo menos, durante la época de la dinastía doce (v.g. hasta 1786 a. de J.C.). Se sabe que fue la favorita de los escribas durante el segundo milenio a. de J.C., ya que más de veinte documentos, en ninguno de los cuales se conserva el relato en su totalidad, han salido a la luz ya. La más importante de las copias más antiguas data de ca. 1800 a. de J.C., un siglo y medio posterior a los eventos históricos descritos en el relato y le falta sólo el comienzo, el cual es conocido por otro papiro que se originó no mucho tiempo después de esta fecha. Los otros testimonios, la mayoría muy fragmentarios; pero todos anteriores al 1100 a. de J.C., testifican de una persistente popularidad entre los hombres de letras.

II. El Núcleo Histórico. Aunque la historia está abundantemente provista de embellecimientos, no se puede afirmar que es mera fantasía desprovista de contenido histórico. El autor, en efecto, despliega un conocimiento completo, con detalles pertinentes, de la primera parte de la dinastía doce. Que utilizara los nombres de los gobernadores no prueba nada en sí mismo, pero él conoce aun los nombres de sus pirámides y también el nombre de una reina. Da la duración exacta (treinta años) del reino de Amenemhet I. Las guarniciones estacionadas en el límite nororiental eran una práctica comprobada de este período, y las relaciones amistosas entre los pueblos de Egipto y los del noreste son afirmadas en otras partes específicamente para el reino de Sesostris I. En realidad, no hay nada en la historia que esté en conflicto con la evidencia externa señalada en la historia del tiempo en la cual ésta está colocada.

III. El Propósito. Desde el comienzo hasta el fin el romance alaba a Senusert l y probablemente fue compuesto durante el reinado de este faraón ( ca. 1962–1928 a. de J.C.). Primero se lo representa como el monarca ideal cuando Sinuhé afirma a su hospedador sirio que Egipto estaba en buenas manos después de la muerte de Amenemhet. Su panegírico está en la forma de un himno al nuevo dios-rey y debe haber sido el trabajo de un escritor contemporáneo. En todas partes del relato, el autor repetidamente menciona la deificación de Senusert con epítetos tales como “el halcón”, el “buen dios”, “gran dios” y “compañero de Ra” (el dios sol). Junto con esto, hay otro aspecto del rey que es muy evidente en la última parte de la historia. Allí el autor se esfuerza por representar a Senusert como un ser amable y bondadoso, interesado sólo en el bienestar de sus súbditos. Ya no es el dios distante, sino un benéfico y comprensivo amigo. El envía regalos a Sinuhé en Siria y le insta a pasar sus últimos días en Egipto, indicando que el héroe no era culpable de nada. Todo sería perdonado. La bienvenida real le esperaba a Sinuhé en It-towy, donde residía el faraón. La historia llega a su fin con el reconocimiento completo que Sinuhé le da a Senusert por el cambio inesperado en sus circunstancias. Aquí, en realidad, se encuentra un soberano a quien sus súbditos pueden sólo ofrecer alabanza.

Que la doble representación de Senusert en el relato de Sinuhé es un ejemplo de propaganda puede tomarse como un hecho cierto. El predecesor de Senusert, habiendo iniciado una nueva dinastía con un golpe de estado, había afirmado su reclamo al trono con una “profecía” que anunciaba su elevación al trono. Sesostris parece haber sido un político no menos astuto que Amenemhet, porque él también había usado propaganda literaria para fortalecer su posición al comienzo de su reinado: las palabras puestas en la boca de su finado padre hablan del asesinato de este último y le instan a tener cautela como rey del territorio. De acuerdo con esta tradición, el relato de Sinuhé había sido compuesto en favor del faraón para aumentar la estima que él deseaba de sus cortesanos y gobernadores provinciales. Sinuhé elogia: “El es un maestro de tanto atractivo y de tan grande bondad que ha dominado por medio del amor. Su ciudad le ama más que a sí misma; está más orgullosa de él que de su dios. Hombres y mujeres entusiastamente lo aclaman ahora que él es el rey.” Aunque estos sentimientos fueron primeramente diseminados al comienzo de su reinado, Senusert ganaba mucho al hacerlos reiterar en su ancianidad. Cerca del fin de su reinado él continuó la práctica de su padre de compartir el trono con un hijo a fin de asegurarse la sucesión. Puede ser que él no quiso correr ningún riesgo en vista de lo que había acontecido con su padre. De todos modos, cualquiera que hubiera creado el relato concerniente a Sinuhé, tenía como primer propósito la exaltación de Senusert l, y aun pudo haber sido creada por mandato del rey mismo.

IV. El Héroe. Es del todo probable que la historia estuviera basada sobre una inscripción autobiográfica de la tumba del héroe. Esta comienza, como es típico en los textos funerarios, con una recitación de los títulos que Sinuhé ostentaba al tiempo de su muerte. Concluye con la referencia a su propia muerte: “Yo fui el recipiente de los favores del rey hasta el día en que llegó la muerte”, de nuevo en armonía con las inscripciones de la tumba.

El lugar de descanso de Sinuhé no se ha encontrado y mientras no se encuentre, permanece la posibilidad de que él es sólo un personaje ficticio. Pero si se acepta que el héroe estuvo en realidad asociado con Senusert I, como parece más probable, el curso de su vida puede ser trazado por la información brindada por la historia.

ca. cerca de, aproximadamente a. de antes de Jesucrito
El relato comienza con Sinuhé en una alta posición militar con la fuerza expedicionaria contra Libia. A juzgar por sus experiencias en Siria, él ya era un guerrero veterano de bastante habilidad, ya sea en combate cuerpo a cuerpo o a la cabeza de las tropas. El también era diestro en la elaboración de estrategia. El arte de la guerra había sido evidentemente una parte vital de su preparación temprana en la corte, donde él sirvió a la hija de Amenemhet, Nefrou, quien se había casado con Senusert. En la época de la campaña contra Libia, él debió haber sido un hombre joven. Debió haber nacido, con toda probabilidad, pocos años después que Amenemhet fundara la dinastía doce ca. 1991 a. de J.C.

Sinuhé permaneció en el exilio el tiempo suficiente para establecer una familia y ver a sus hijos crecer hasta la madurez. Más de 20 años debieron haber pasado antes de su regreso a la patria. Para entonces él era un hombre viejo que aborrecía, como podría suponerse de un egipcio, el pensamiento de ser sepultado fuera del territorio del Nilo. Se puede calcular que tenía más de 50 años cuando vio nuevamente el rostro de su soberano. La historia indica que él murió pocos años después, tal vez ca. 1930 a. de J.C. Fue enterrado en un sepulcro que había sido preparado para él cerca de El-Lisht.

El romance de Sinuhé debe haber sido compuesto en la misma época que la inscripción autobiográfica de la tumba del héroe. Pero aun si esta última saliera a luz, indudablemente que le faltarían muchos elementos encontrados en el análisis literario que se tiene al presente.

V. La Tierra del Exilio. Aparte de su valor como pieza maestra literaria y una inteligentemente elaborada propaganda, la saga debe ser evaluada a la luz de la información que ofrece de cómo los egipcios del siglo XX a. de J.C., veían a sus vecinos del norte. La información provista allí concerniente a Siro-Palestina, aunque no es abundante, puede seguramente considerarse fidedigna. La falta de detalles puede deberse, en parte, a la evidente falta de conocimiento de primera mano del autor con los lugares que se describen. La autobiografía en la tumba de Sinuhé no podría suplir esta deficiencia, ya que debió haber estado dedicada casi completamente a las relaciones cortesanas con Senusert. Otro factor que no debe pasarse por alto en este sentido es que cualquiera que haya adaptado la inscripción funeraria estaba escribiendo para una generación que no estaba ansiosamente interesada en conocer acerca de tierras foráneas. Cuatro siglos más tarde, cuando Egipto extendió su imperio hasta Asia bajo los reyes de la sucesión tuthmosida, la situación era muy diferente; en esa época los egipcios no se cansaban de oír acerca de los estados recientemente conquistados.

El autor, estando relacionado con la corte real, estaba en una buena posición para obtener información precisa acerca de Siro-Palestina a través de las visitas de enviados, comerciantes y otros. Puede demostrarse que este conocimiento es autoritativo. El describe a Siria, por ejemplo, como una región dividida políticamente en ciudadesestados que tenían que defenderse de las incursiones de los pueblos nómadas. Este cuadro concuerda precisamente con lo que la arqueología demuestra referente a la historia de la región durante esa era. La confiabilidad del autor se extiende aun al área de la onomástica: el príncipe con quien Sinuhé encontró asilo en Siria lleva un nombre semítico (Ammienshi) de un tipo que ahora está atestiguado en las execraciones mágicas egipcias inscritas en cerámica y en los figurines de arcilla que datan de un siglo o dos posterior a Sinuhé. (Véanse los TEXTOS DE EXECRACION.) Estos mismos textos mencionan la tierra de Keshu, el hogar de uno de los tres príncipes a quien Sinuhé quiso traer con él en su viaje de regreso a Egipto.

No está fuera del campo de la posibilidad que los sofisticados egipcios de la corte faraónica tuvieran familiaridad en este tiempo con las hazañas épicas de los pueblos del norte. Los tres compañeros asiáticos de Sinuhé pueden haber sido conocidos por el autor del romance como figuras heroicas de la saga. Es difícil dar razón de su inclusión en la historia sobre cualquier otra base.

Incrustada en el relato se encuentra la manera en la cual Senusert consideraba a sus vecinos del Asia. De acuerdo con este punto de vista, ellos están generosamente dispuestos hacia él y en realidad hacia los egipcios en general. Esto está expresado por un número de incidentes. Cuando Sinuhé estuvo a punto de morir en el desierto, fue salvado por una tribu beduina que pasaba por allí: “Un ataque de sed me había azotado. Yo estaba quemado por el sol y mi garganta se sentía como polvo. Yo pensaba que este era el gusto de la muerte. Entonces me animé y me conforté porque oí el balar de los rebaños. Entonces tuve ante mi vista a algunos nómadas. El jeque de ellos, que había estado en Egipto, me reconoció. Me dio agua y calentó leche para mí. Fui con él junto a su gente y me trataron bien.” Tal vez fue este sentimiento de amistad de los asiáticos hacia los egipcios en este período lo que animó a Sinuhé a buscar refugio entre ellos en primer lugar.

Ammi-enshi, gobernador de una región que los egipcios llamaban el alto Retenu, aseguró a Sinuhé “tú prosperarás conmigo y yo te trataré bien”. Hay base suficiente para creer que las condiciones entre los pueblos de Siro-Palestina eran tan favorables que permitió que colonizadores egipcios se radicaran entre ellos. Se dice que Ammienshi estaba ansioso de que Sinuhé se uniera con él porque “él conocía mi carácter y había oído de mis capacidades; los egipcios que estaban con él allí habían respondido por mí”.

Por cierto, Sinuhé encontró oposición en Siria, pero aun en ocasión cuando tuvo que librar un duelo con el guerrero Retenu, la mayoría de los espectadores estuvo de su parte. Cuando ganó, lo vitorearon y Ammi-enshi lo abrazó.

El hecho de que intercambios diplomáticos eran parte de esta situación está claro por la recepción de Sinuhé y la atención dada a los enviados que iban y venían de la capital de Egipto. Es por este medio, en efecto, que el exiliado se mantuvo informado acerca de las condiciones de su tierra nativa y que Senusert oyó de la situación de Sinuhé. El faraón, obviamente, se había mantenido en contacto íntimo con los países del norte.

BIBLIOGRAFIA: John W. B. Barns, The Ashmolean Ostracon of Sinuhe, Griffith Institute, Oxford, 1952. Alan H. Gardiner, Notes on the Story of Sinuhe, Librairie Honoré Champion, Paris, 1916. Cyrus H. Gordon, Before the Bible, Harper and Row, New York, 1962. Hermann Grapow, Untersuchungen zur agyptischen Stilistik. I. Der Stilistische Bau der Geschichte des Sinuhe, Akademie-Verlag, Berlin, 1952. Battiscombe Gunn, “The Adventures of Sinuhe”, Land of Enchanters, ed. Bernard Lewis Harvill Press, London, 1948. G. Posener, Littérature et politique dans l’Egyute de la XIIe Dynastie, Librairie Ancienne Honoré Champion, Paris, 1956. John Wilson, “ The Story of Sinuhe”, The Ancient Near East, ed. James B. Pritchard, Princeton University Press, 1958.

SIPAR. Sipar (Abu Habba) era una ciudad sobre el río Eufrates en la Mesopotamia central. Es una de las cinco ciudades mencionadas en la *lista de reyes sumerios como la que tenía una dinastía de gobernadores antes del diluvio. Hormuzd Rassam, mejor conocido por su excavación del palacio de Asurbanipal y la biblioteca de Nínive, empezó la búsqueda de Sipar en diciembre de 1880. Convencido de que Abu Habba era el sitio, inició excavaciones en 1881 y en el primer día de trabajo los obreros encontraron fragmentos de un barril cilíndrico y de ladrillos inscritos. Durante los siguientes dieciocho meses, Rassam excavó un templo al dios Shamash, el dios sol, que contenía ca. 60.000 tabletas de arcilla inscritas. Desafortunadamente no estaban horneadas y miles de ellas se deshicieron en pedazos antes que pudieran sacarse. Son mayormente registros de negocios referentes a la administración del templo y su propiedad. Se lee de sacrificios diarios a Shamash y otros dioses, la confección de las vestiduras y la fabricación de joyas y vasos, la edificación y la reparación de las casas y la ejecución de órdenes dadas en conexión con la adoración de los dioses y el mantenimiento del sacerdocio.

ed. editor, edición
Siendo que los diezmos eran frecuentemente pagados en especies, se establecieron depósitos a lo largo de los canales principales donde los escribas almacenaban y registraban todo lo que llegaba. Entre los bienes así recibidos se encontraban vegetales, carne y otros objetos perecederos que tenían que ser vendidos o intercambiados antes que se perdieran o disminuyeran de valor. Un templo antiguo compartía muchas de las funciones de un establecimiento mercantil.

Fueron encontradas tabletas literarias entre los documentos de Sipar. Textos astronómicos y matemáticos, himnos, fragmentos mitológicos y una versión bilingüe de la historia de la creación (véase Enuma Elish), listas de signos y ejercicios gramaticales han salido también a luz.

La *crónica de Nabonido narr cómo el ejército de Ciro llegó a Sipar diecisiete días antes de la caída de *Babilonia. Sipar había permanecido desde los tiempos sumerios hasta los caldeos como un centro de la adoración a Shamash y además, como un centro cultural. El trabajo empezado por Rassam a nombre del museo Británico en la excavación de Sipar fue continuado en 1894 por V. Scheil para el museo Otomano. En 1927 fue realizada una campaña alemana por W. Andrae.

BIBLIOGRAFIA: Hormuzd Rassam, Asshur and the Land of Nimrod, Eaton and Mains, New York, 1897. Jean Vincent Scheil, Une saisen de fouilles a Sippar, L’ Institut francois d’archeologie orientale, Cairo.

SIQUEM (TELL BALATA). .
I. Ubicación Geográfica. La posición geográfica de Siquem virtualmente le asegura un papel prominente en la historia de Palestina. Está situada “en medio” del territorio (Jueces 9:37) en el extremo oriental del paso entre el monte Ebal y el monte Gerizim, a unos 64 kms. al norte de Jerusalén. El promontorio (Tell Balata), junto a la moderna villa de Balata, mira desde su elevación hacia una gran llanura al oriente. A causa del terreno montañoso, esta localidad abarca todos los caminos a través del territorio montañoso central de Palestina. Sin embargo, su propia posición sin protección encarando la llanura en las bajas faldas sudorientales del monte Ebal (así es el probable significado de Siquem: “hombro(s)”) hace excepcionalmente imperativo las fuertes defensas, como se puede conocer por las excavaciones.

II. Papel en la Biblia. El papel prominente que Siquem tiene en muchos relatos bíblicos, inevitablemente lo hace el punto focal del interés arqueológico en Palestina. Figura prominentemente en especial en aquellos primeros períodos cuando los problemas de interpretación histórica son más grandes y en donde, como resultado, los servicios del arqueólogo son más necesarios.

El sitio está mencionado primeramente en Génesis 12:6 como un “lugar” (probablemente en el sentido técnico de “altar”) donde Abram primero se detuvo en Canaán y edificó un altar. Pero es especialmente el patriarca Jacob quien concentra sus actividades en esta región. Se cuenta que Jacob compró pacíficamente un lote de tierra (Gn. 33:18-20) de “los hijos de Hamor, el padre de Siquem” después de su regreso de Harán. Sin embargo, Génesis 48:22 parece reflejar también una tradición de conquista militar de la región. Tal vez esta última tradición está relacionada con el relato de la violación de Dina y la venganza que tomaron sus hermanos según Génesis 34.

A José se lo encuentra en el sitio en Gn. 37:12-14 un poco después que sus hermanos habían apacentado sus rebaños en la cercanía. Josué 24:32 también señala el sepulcro de José en Siquem (el sitio tradicional es hoy un altar musulmán).

El “discurso de despedida” de Josué (Jos. 24) al concluir sus batallas de conquista y la renovación del pacto por las tribus (a menudo interpretado por los eruditos modernos como la inauguración de la “anfictionía” de las 12 tribus en su primer centro en Siquem, tiene lugar allí. Esta ceremonia de celebración del pacto en Siquem recuerda la ceremonia de bendiciones y maldiciones antifonales sobre el monte Gerizim y monte Ebal respectivamente, ordenada a los israelitas a su llegada, en Dt. 11:26 y sigtes. y Deuteronomio 27, y el cumplimiento del mandamiento señalado en Jos. 8:30–35.

kms. kilómetros
Jueces 9 dice cómo el “juez” Abimelec llegó a ser “rey de Israel” en Siquem (el hogar de su madre), aparentemente contando al principio con el apoyo de los gobernadores de Siquem a pesar de un atentado abortivo maquinado por Gaal. Una revuelta posterior resultó en la destrucción y devastación de la ciudad (vv. 42 y sigtes.).

Roboam fue coronado y posteriormente estableció temporalmente su primera capital en Siquem (1 R. 12); pero después de esto la ciudad no recibe ninguna otra mención de importancia en la Biblia. Fue designada como una de las seis “ciudades de refugio” (Jos. 20:7) y una de las cuarenta y ocho ciudades levíticas (Jos. 21:21). Otras alusiones bíblicas ofrecen poca información.

Sin embargo, se sabe que en el período postexílico los samaritanos construyeron su templo en la cima del monte Gerizim el cual llegó a ser el punto focal de la oposición samaritana ante los intentos de los exiliados que regresaban para reconstruir los muros de Jerusalén (Neh. 4) y el posterior estado judío. Jesús estuvo cerca o en el sitio, por lo menos una vez (Juan 4) en su conversación con la mujer de Samaria en el pozo de Jacob en “Sicar” (posiblemente una corrupción textual de “Siquem”).

III. Referencias Literarias Fuera de la Biblia. Siquem aparentemente aparece en uno de los “textos de execración” egipcios de la doce dinastía (período bronce medio II A en el siglo XIX a. de J.C. — probablemente también el principio de la “edad patriarcal”) como un enemigo al que el faraón derrotó. De igual modo, la inscripción Khu-Sebek de aproximadamente el mismo período parece describir la captura de la ciudad por faraón Senusert III ( ca. 1880–40 a. de J.C.). Estas referencias, si están correctamente interpretadas, pueden indicar la importancia de Siquem ya en la edad del bronce medio primitivo, como un centro de oposición a Egipto. La ciudad figura prominentemente también en el bronce último (1500–1200 a. de J.C.), en las *cartas de Amarna como el centro del notorio Lab’ayú en confederación con los invasores habirú y sus intrigas contra el decadente imperio de los faraones y contra otras ciudades-estados cananeas.

IV. Historia de la Excavación. Considerando la obvia importancia del sitio y su utilidad potencial para la erudición bíblica, su accidentada historia temprana de excavación es desafortunada (debido en parte, a la infancia de la ciencia de la arqueología en ese tiempo).

A. Primeras Excavaciones Alemanas. El sitio de Tell Balata fue primeramente identificado como el del antiguo Siquem por el erudito alemán, Hermann Thiersch, en 1903. La mayoría de las subsecuentes excavaciones primitivas fueron dirigidas por Ernst Sellin con varios ayudantes; pero raramente bien equipada la expedición. Muy pocos registros bien hechos se llevaron de las primeras campañas de 1913 y 1914, a pesar de la presencia ocasional del arqueólogo griego G. Welter. Después de la guerra, Sellin regresó de nuevo en 1926, 1927 y (brevemente) en 1928. Cuando Welter empezó a formular serios cargos contra el trabajo de Sellin, éste fue destituido, pero cuando el trabajo de Welter, aparentemente en 1928 y 1932 o 1933 resultó ser aún menos satisfactorio, Sellin fue reinstalado como director. El regresó en 1934 con H. Steckeweh. Dos campañas posteriores se planearon; pero nunca se realizaron.

Sellin concentró sus investigaciones en las fortificaciones de la ciudad que Thiersech había ya observado sobresaliendo del tell en el lado occidental. En el lado noroeste del promontorio, descubrió una gran puerta de la ciudad (la “puerta noroeste”) con tres entradas sucesivas, cada una de ellas construida de dos bloques paralelos separados ligeramente el uno del otro. Hacia el sur la puerta estaba enclavada en la gran muralla “ciclópea” (hecha de inmensas piedras sin labrar, inclinadas hacia adentro contra un grueso relleno de tierra). En contraste, la puerta del oriente tenía sólo dos entradas, hechas de dos ortostatos que se proyectaban en forma paralela y estaban conectados con un tipo diferente de pared con secciones de proyecciones alternadas y secciones salientes del otro lado.

En el lado occidental del promontorio, inmediatamente dentro de la muralla ciclópea, Sellin desenterró un inmenso edificio al que identificó (sin lugar a dudas correctamente) como un templo. Estaba edificado sobre un profundo relleno (siendo éste el rasgo más prominente de la ciudad), al igual que el de atrás de la muralla ciclópea y con acceso desde abajo por una rampa. Sellin también descubrió que algunas piedras planas, rotas, que yacían en frente del templo encajaban en los espacios cortados en los grandes bloques de piedra de cada lado de la puerta. Creyendo que éstas eran los masseboth (“las piedras sagradas erigidas”) a menudo asociadas con los templos cananeos (confirmado también por investigaciones posteriores), Sellin las unió de nuevo. (Más tarde, Welter se mofó de esta interpretación y derribó las piedras; éstas no fueron erigidas otra vez sino hasta 1962.)

B. .Recientes Excavaciones (Americanas). La expedición Drew-McCormick bajo la dirección de G. Ernest Wright fue organizada especialmente para rescatar todo lo que fuera posible de las excavaciones anteriores y establecer científicamente la estratigrafía y cronología del sitio. La primera breve y preliminar campaña de 1956 se concentró en los problemas de la puerta oriental. Lentamente su historia complicada empezó a surgir. Aparentemente, había sido construida durante el periodo de los hiksos ( ca. 1750–1550 a. de J.C.) para reforzar las anteriores fortificaciones y fue violentamente destruida cuando los egipcios destruyeron Siquem y expulsaron a los hiksos ca. 1550 a. de J.C. Reconstruida nuevamente en el periodo siguiente del bronce superior fue destruida nuevamente en el siglo VIII, probablemente en conexión con la destrucción asiria de Samaria. Fue reconstruida por tercera vez ca. 325 a. de J.C. por los samaritanos y destruida nuevamente hacia finales del siglo II a. de J.C., después de lo cual el antiguo promontorio no fue ocupado más. Así el gran esquema de la historia del antiguo Siquem empezó a hacerse claro.

Posteriores campañas se hicieron en los veranos de 1957, 1960, 1962 y 1964 bajo la dirección de G. Ernest Wright, de Harvard. Los esfuerzos mayores se concentraron en cuatro áreas: las fortificaciones (puerta y murallas), el templo, el área del “palacio” (debajo del templo hacia el nordeste), y un intento de obtener una historia estratigráfica completa de la ocupación del sitio comenzando con la cima del promontorio en un área no tocada por excavaciones anteriores.

Durante la segunda campaña llegó a ser evidente que tanto el templo como la pared ciclópea habían sido edificados en la segunda mitad del periodo de los hiksos (en el siglo después de 1650 a. de J.C.). La ciudad entera cambió de apariencia en este periodo; la violenta ruptura de tradiciones arquitectónicas puede estar asociada con la probable infusión hurriana (horea) y/o indoeuropea en la anterior estirpe de los hiksos alrededor de este tiempo (véase Gn. 34:2, donde “horeo” debiera probablemente reemplazar a “heveo”). En general, este fue el periodo de más grande prosperidad para Siquem.

Exploraciones continuas en la puerta oriental mostraron cómo las defensas de la ciudad en este punto vulnerable fueron repetidamente reforzadas a lo largo de este periodo. Aquí el sistema de defensa exterior (llamado el “sistema A” por los excavadores) consistía de dos murallas paralelas unidas por paredes transversales que formaban una serie de cuartos donde cualquier invasor podía fácilmente ser atrapado. La muralla externa de este “sistema A” parece ser la muralla masiva ciclópea también trazable en el otro lado del promontorio con su puerta noroeste. Poco después de ser completada, fue construida otra muralla (“B”) dentro y sobre ésta, y dentro de esta última la puerta oriental fue edificada. La puerta consistía de dos inmensas torres rectangulares, cada una de ellas con un cuarto interior angosto para el guarda. La llegada a esta puerta interior era sobre una rampa entre las murallas interna y externa, doblando en ángulo recto dentro de la ciudad en la puerta misma.

A pesar de su fortaleza, la puerta oriental fue destruida tres veces en su breve existencia de sólo cincuenta años. Los ocupantes de la subsecuente edad de bronce superior aparentemente construyeron su muralla detrás de las ruinas de las anteriores y la continuidad de la estrata del bronce superior y el hierro I (israelita), sin una capa de destrucción que interviniera, indicó plenamente que los israelitas recién llegados usaron básicamente la misma muralla y puerta. En el comienzo del periodo helenista, los samaritanos más ambiciosamente limpiaron los escombros hasta los niveles de los hiksos y, en efecto, usaron la antigua muralla “B” como fundamento para sus propias fortificaciones.

Se comprobó que el templo había sido construido también en el último período de los hiksos, pero había sido destruido en una fecha posterior (presumiblemente en el tiempo de Abimelec, como está registrado en Jue. 9), y abandonado por un tiempo considerable. Algún tiempo en el periodo israelita, probablemente ca. 800 a. de J.C., otra estructura, orientada en una dirección ligeramente diferente, había sido construida sobre el templo. Su piso de argamasa pesada se encontró directamente sobre la cima de las bases de las columnas del templo anterior. Aparentemente, esta última estructura era un granero, indicando así la importancia de Siquem como centro administrativo del reino del norte.

Las campañas de 1960 y 1962 dedicaron mucho tiempo y esfuerzo a una mayor investigación de los problemas del área del templo (los restos existentes más grandes del templo prerromano de Palestina). La interpretación de estos hallazgos no puede separarse del intenso trabajo en las cercanías del área del “palacio”.

En primer lugar llegó a quedar claro que el granero israelita no fue construido directamente sobre las paredes del templo del bronce intermedio (hiksos), sino sobre las paredes de una estructura más liviana construida por los ocupantes del bronce superior alrededor de un siglo después de la destrucción egipcia del primer templo, ocurrida ca. 1550 a. de J.C. Fue este segundo templo (seguido más tarde por el granero) el que había sido primero reorientado en una dirección diferente (tal vez en conexión con algún culto solar que allí se practicaba). La orientación de la inmensa massebah y el altar de piedra mostró que éstos también habían sido planeados y construidos por los que edificaron este último (último bronce superior) templo (que reemplazaba dos pilares más pequeños y un altar de tierra enfrente del primer templo). La ausencia de cualquier señal de destrucción al final del período del bronce superior (como en la puerta oriental) indicó que probablemente fue este último templo el usado por los primitivos israelitas en Siquem (hasta Abimelec).

Varios fosos extraños, ya sea en forma cilíndrica o en forma de frasco y normalmente sin forrar, se encontró que habían sido excavados a través de los pisos del templo en los primeros años de Israel. Su función permanece incierta, aunque probablemente fueron usados para algún tipo de almacenaje.

Las excavaciones debajo de las murallas del templo primitivo demuestran que ningún templo pudo haber sido construido en este sitio antes de ca. 1650 a. de J.C. Mucho más abajo del relleno (más de 6 mts. de profundidad) sobre el cual el templo estaba construido, fueron descubiertos cinco niveles de ocupación calcolítica (cuarto milenio a. de J.C.), y debajo de éstos, inmediatamente sobre la base de la roca, un foso calcolítico forrado con arcilla y usado como vivienda. Debajo del último templo, también fue descubierta una pared doble, probablemente parte del sistema anterior de defensa. Aparentemente, cuando se construyó la pared ciclópea (“A”), los límites de la ciudad fueron ensanchados y una tremenda cantidad de tierra fue removida, tanto para la muralla a fin de formar una elevación para el nuevo templo.

mts. metros
Previamente, un templo de tipo enteramente diferente había existido aquí. La evidencia para esto se encontró en el área cercana del “palacio”, la cual había sido nivelada por los hiksos en conexión con sus operaciones de relleno. Sellin ya había expuesto una pesada pared que corría de norte a sur hacia el oriente del templo, la cual aparentemente servía para separar el área sagrada del resto de la ciudad. A corta distancia, al occidente de esta muralla, fueron descubiertas tres fases de un edificio primitivo.

La estructura más alta del “palacio” había sido en gran parte removida por las excavaciones alemanas; pero debajo de uno de los pisos, se encontró un jarrón de funeral con esqueletos de niños. También se encontraron las bases de 6 columnas, que aparentemente sostenían originalmente el techo de un patio. El otro edificio de más abajo, difería en varios rasgos de la última estructura, y produjo dos jarrones funerarios. La estructura más baja, un edificio mucho más simple que los que le seguían, fue construida ca. 1750 a. de J.C. en la época de los amorreos. Ligeramente anterior, en el mismo periodo BI IIA, cuando la verdadera actividad de construcción empezó primero en Siquem, vino a luz una inmensa plataforma de tierra de función desconocida, retenida por una pared paralela a la última pared que encerraba la ciudad interior.

Sin embargo, ahora ha llegado a ser posible relacionar esta serie de construcciones con el templo mismo. En lugar de “palacios” como se creyó primeramente, llegó a ser necesario considerarlos como los primeros precursores de los templos, pero de un diferente tipo de “patio” que las masivas fortalezastemplos de épocas posteriores. Sus cuartos estaban todos hacia el norte del “gran patio”, el centro y eje del cual era un pequeño “patio central”. Este último estaba precisamente debajo del altar del último templo y pilar sagrado, que fueron destinados seguramente al igual que sus sucesores. A través de los primeros períodos, un pequeño albergue, probablemente para proteger un altar al aire libre, había estado allí.

Así, añadiendo, parecen haber estado un total de por lo menos 8 templos (o remodelaciones por lo menos) en esta área, 4 del tipo del patio entre ca. 1750 y 1650 a. de J.C., y 4 del tipo de fortalezatemplo entre ca. 1650 y 1100 a. de J.C. (con alrededor de un siglo de diferencia, ca. 1500–1450 a. de J.C., entre las dos últimas estructuras del bronce medio y los dos edificios del bronce último).

Esta evidencia de tradiciones de templos primitivos difícilmente puede separarse de las tradiciones constantes de las teofanías y pactos patriarcales en el “lugar” (altar) de Siquem, algunas veces en conexión con un altar y árbol sagrado. La evidencia actual también indica que el altar más antiguo estaba fuera de la ciudad, como está señalado en los relatos patriarcales. En efecto, la evidencia arqueológica indica que un pilar sagrado estaba asociado también con este altar antiguo; en tanto que la Biblia no menciona explícitamente nada de Siquem (pero véase la “gran piedra” de Jos. 24:26 y la “llanura del pilar”, en Jue. 9:6), frecuentemente aparecen en otras partes en los relatos patriarcales, considerados probablemente como los “testigos” del pacto, tal vez también como fue celebrado y renovado en las liturgias posteriores.

El otro esfuerzo mayor de las últimas campañas estuvo en el área residencial entre el templo y la puerta oriental. Por comenzar en la cima del promontorio, al extremo de la historia de la ciudad donde no había sido previamente excavada, y al excavar para encontrarse o superponerse con el estrato anterior expuesto debajo de las excavaciones alemanas, se esperaba conseguir una historia completa estratigráfica de Siquem. Sin embargo, hacia el fin de la temporada de 1962, este objetivo no se había alcanzado: 1/10 del estrato había sido probado, posiblemente remontándose hasta el período de la monarquía unida del siglo X; pero si así fue, había todavía unos dos siglos hasta los días de Abimelec. Sobre ésta había estructuras de los siguientes estratos (algunos con más de una fase): (1) IX, de la primera parte del siglo IX, posiblemente destruida por los arameos; (2) VIII, pobremente preservada, pero quizá destruida durante el reino del rey Menahem de Israel (748–738 a. de J.C.); (3) VII, íntimamente relacionada con la precedente y violentamente destruida, sin duda por los asirios ca. 723 a. de J.C.; (4) VI, la que representa una ocupación de nuevo durante los siglos VIII y IX, mostrando la presencia asiria por la mucha “vajilla del palacio asirio”; pero de nuevo destruida violentamente, tal vez en las revueltas posteriores contra los asirios; (5) V, la última fechada en el siglo VI; pero grandemente erosionada por el largo abandono del tell durante gran parte del período persa (desde ca. 500–330 a. de J.C.); (6) IV, que representa la primera ocupación samaritana del sitio, ca. 330–250 a. de J.C.), (probablemente porque Alejandro había paganizado la ciudad de Samaria y les había privado de autoridad; por lo cual ellos se habían rebelado contra él) y también por primera vez posible de fechar por monedas encontradas entre los escombros; (7) III, ca. 250–190 a. de J.C., el mejor conservado de los niveles samaritanos y el que contribuyó con gran número de monedas tolomeas; (8) II, ca. 190–150 a. de J.C., representando la ocupación seléucida de Palestina en el período macabeo; pero conservado fragmentariamente a causa de la erosión y del cultivo de la superficie; y (9) I, ca. 150–107 a. de J.C. representada por no mucho más que los escombros de la superficie. Las monedas encontradas certifican que la ciudad no fue destruida cuando Juan Hircano capturó por primera vez Siquem en el 128 a. de J.C. y destruyó el templo samaritano del monte Gerizim (como se suponía anteriormente), sino probablemente durante las últimas campañas de Hircano contra Samaria en el 107 a. de J.C. Sin embargo, especialmente, como en los días de los hiksos; pero esta vez a causa de la determinación de Hircano de que estas defensas nunca pudieran usarse nuevamente.

Las acciones de Hircano tuvieron el efecto planeado, ya que con esta destrucción un siglo antes de Cristo, la ocupación del antiguo promontorio aparentemente cesó para siempre. Sin embargo, siempre se han formado pequeñas villas, probablemente alrededor de la excelente fuente ubicada inmediatamente al sudeste del tell, hoy el centro de la villa de Balatah; tal vez este fue el caso en el tiempo de Cristo. Durante el reinado de Vespasiano en el 72 d. de J.C., los romanos emplazaron la antigua ciudad de Neápolis (“nueva ciudad” de la cual la moderna “Nablus” es una corrupción) en un nuevo sitio hacia el occidente.

V. Resultados y Comparación con los Relatos Bíblicos. No dejará de llamar la atención que las primeras estructuras mayores descubiertas en Siquem datan del mismo período “amorreo” ( ca. 1900 y sigtes. a. de J.C.), un período en el cual Siquem se menciona por primera vez en los registros egipcios y en el cual los patriarcas son generalmente ubicados ahora (véase Gn. 48:22). Algunas de las instalaciones cúlticas descubiertas en el antiguo Siquem también parecen encontrar eco cierto en las primeras tradiciones bíblicas, como se ha anotado anteriormente. Las tremendas fortificaciones de Siquem responden al conocido disturbio del período de los hiksos en el cual probablemente se fijan las tradiciones de Jacob.

La ausencia en la Biblia de alguna información referente a una conquista israelita de Siquem, más el papel prominente que Siquem jugó en los primeros días de la ocupación israelita de Canaán es sorprendentemente paralela con la ausencia de señales de destrucción u otra discontinuidad (tal como la ocupación filistea) entre los niveles del último bronce (ocupación “habiru”) y el hierro I (primitivos israelitas).

d. de después de Jesucristo
Muchos problemas aún permanecen en la interpretación de los relatos del breve gobierno de Abimelec sobre Siquem en Jueces 9. Sin embargo, parece cierto que la puerta a la que se refieren los vv. 35 en adelante es la “puerta oriental” de los arqueólogos y que el templo que se indica haber sido destruido en ese episodio representa la última fase del templo-fortaleza del bronce último. La deidad del templo es llamada “Baalberith” (v. 4) o “Elberith” (v. 46) es decir, el “dios (o señor) del pacto”; el nombre tiene connotación con el significado bíblico en pactos (a menudo hechos o renovados en los primeros tiempos en Siquem) y es muy similar a otros nombres dados a Dios en la época patriarcal.

La “construcción” de Jeroboam (reconstrucción o fortificación) de Siquem como su primer capital (1 R. 12:25) también parece encontrar confirmación en la evidencia arqueológica.

Otra información y clarificación ciertamente vendrá a luz con posteriores excavaciones.

BIBLIOGRAFIA: Informes preliminares de las primeras cuatro campañas en 1956, 1957, 1960 y 1962 pueden ser encontrados respectivamente, en los siguientes números de BASOR: 144, 1956, págs. 9–20; 148, 1957, págs. 11–28; 161, 1961, págs. 11–54 y 169, 1963, págs. 1–60 (los dos primeros escritos por G. Ernest Wright solo; los dos últimos junto con Lawrence E. Toombs, director asociado de estas campañas). Los siguientes números de BA, que mencionan las mismas campañas más popularmente, están dedicados enteramente a Siquem: XX, 1, 1957; XX 4, 1957; XXIII, 4, 1960; y XXVI, 1, 1963; éstos están editados por Edward F. Campbell, director asistente de las campañas americanas. También G. E. Wright, “The Samaritans at Shechem”, The Harvard Theological Review, LV, 1962, págs. 357–366. Siegfried H. Horn, “Scarabs form Shechem”, JNES, XXI, 1962, págs. 1–14. O. R. Sellers, “Coins of the 1960 Excavations at Shechem”, BA XXV, 3, 1962, págs. 87–96. James F. Ross and Lawrence C. Toombs, “ Three Campaigns at Biblical Shechem”, Archaeology, XIV, 1961, págs. 171–179.

SIRACUSA. Siracusa, una ciudad de la costa oriental de Sicilia, fue colonizada por los griegos en el siglo VIII a. de J.C. Los romanos tomaron la ciudad en el 212 a. de J.C., después de lo cual Siracusa llegó a ser la residencia del gobernador de Sicilia. En el 21 a. de J.C. Augusto le dio a la ciudad el rango de colonia. Cicerón describió a Siracusa como la más grande de las ciudades griegas y la más grande de todas las ciudades. En la isla estaban los templos dedicados a Diana y Minerva y el palacio de los gobernadores. En el continente estaba el foro, el edificio del municipio, la cámara del senado y el templo al Zeus olímpico (Júpiter romano).

Las ruinas de Siracusa incluyen el templo de Atenea, construido en el siglo V a. de J.C. y transformado en una catedral cristiana en el siglo VII d. de J.C. Hay un gran teatro del siglo V a. de J.C. y un anfiteatro construido por Augusto. Las catacumbas cristianas de los siglos III y IV también se han conservado.

SIRQU. Véase TIRQA.

SISAC. El faraón Sisac (940–915 a. de J.C.), conocido en egipcio como Sesonc, fue miembro de una poderosa familia en el Faiyum y quien fundó la vigésimosegunda dinastía buscando restaurar el prestigio perdido de Egipto. Durante el año quinto de Roboam, Sisac invadió Palestina y se llevó los tesoros del templo de Jerusalén como tributo (véase 1 R. 14:25, 26).

En el templo de Amón, en Tebas, Sisac dejó un relieve de una escena triunfal en el que él menciona las ciudades tanto de Judá como de Israel que saqueó.

BASOR Bulletin of American Schools of Oriental Research
BA Biblical Archaeologist
JNES Journal of Near Eastern Studies
En marzo de 1939, M. Pierre Montet descubrió en Tanis, en el Delta oriental, una momia en un ataúd dorado, con una cubierta exterior de plata. Joyas esparcidas alrededor del piso y de las paredes de la cámara estaban cubiertas con pinturas. Al principio se pensaba que era la tumba de Sisac, pero los arqueólogos ahora piensan que puede ser la tumba de un rey posterior de la misma dinastía.

SODOMA Y GOMORRA. Ningún rastro de Sodoma y Gomorra ha sido hallado; pero se cree que el sitio está en el área ahora sumergida bajo las aguas del mar Muerto, al sur de la península el-Lisan (“la lengua”). Esta área era indudablemente conocida como el valle de Sidim, originalmente una fértil llanura irrigada por 5 arroyos, los que ahora fluyen desde el oriente y el sureste hasta esta parte del mar Muerto. Esto está implicado en la explicación, “el valle de Sidim, que es el mar Salado” (Gn. 14:3).

A lo largo del extremo sur del lado occidental del mar Muerto está el monte conocido como Jebel Usdum (“monte de Sodoma”) de 213 mts. de altura, constituido mayormente por una masa de sal cristalina de ca. 8 kms. de largo. Su nombre refleja la tradición de que Sodoma estaba ubicada en esta área.

REGISTRO DE LA CAMPAÑA DE SISAC EN PALESTINA labrado sobre las paredes del templo en Karnak, Egipto. Cortesía de Matson Photo Service
JEBEL USDUM, que muchos creen que era el lugar de la antigua Sodoma. Cortesía de Charles F. Pfeiffer.
La destrucción de Sodoma, Gomorra y otras ciudades del valle, puede haber sido el resultado de relámpagos que encendieron los escapes de petróleo y gas que eran abundantes en la región. Alrededor de 8 kms. desde la ribera del mar Muerto en una elevación de ciento cincuenta y dos mts., al sureste de la península Lisan está *Bad ed-Drá, la cual sirvió como un lugar santo para los habitantes del área. La cerámica indica que el sitio fue frecuentado desde ca. 2300 hasta ca. de 1900 a. de J.C. Esto parece indicar que Sodoma y Gomorra fueron destruidas ca. 1900 a. de J.C., durante el tiempo de la vida de Abraham. Desde la vecina Hebrón, Abraham miró en dirección a Sodoma y Gomorra y vio “el humo que subía de la tierra como el humo de un horno”.

BIBLIOGRAFIA: J. Penrose Harland, “ Sodom and Gomorrah; The Location and Destruction of the Cities of the Plain”, BA V, 1942, págs. 17–32; BA, VI, 1943, págs. 41–54.

SULTAN TEPE. Véase HARAN.

SUMER. En los albores de la historia, un pueblo conocido como los sumerios se había establecido en la cabecera del Golfo Pérsico en el sur de la Mesopotamia. Los eruditos sugieren que ellos emigraron al bajo valle del Tigris-Eufrates desde la región de los montes Cáucaso. En el lenguaje sumerio, las palabras “campo” y “montaña” son idénticas y probablemente fueron los sumerios quienes construyeron las primeras montañas artificiales conocidas como *ziggurats. Ellos se llamaban a sí mismos “los cabecitas negras”, en contraste con los pueblos vecinos de cabello rubio. Fue la invención sumeria de la escritura (véase Alfabeto), la que marca la transición de la prehistoria a la historia, aunque una cultura elevada se había desarrollado en los tiempos prehistóricos.

El milenio desde 3500 hasta 2500 a. de J.C., fue testigo del establecimiento de las primeras ciudades verdaderas a lo largo de las riberas del Tigris y del Eufrates. Las grandes ciudades de *Ur, *Nipur, *Lagas, *Uruc (el Erec bíblico), *Kis y Khafajah fueron construidas con murallas y fortificaciones masivas. Cada una de ellas fue dedicada a la adoración de una de las deidades sumerias. Nipur era la ciudad de Enlil y Ninlil; Uruc de Anu e Inanna; Ur del dios luna Nanna y su esposa Ningal. Un templo monumental dominaba cada ciudad y el ensi o gobernador local, era considerado como el virrey del dios de la ciudad. A diferencia de Egipto, donde el faraón era un dios por derecho propio, el ensi sumerio era un siervo del dios de la ciudad, comisionado con la responsabilidad de velar por sus intereses.

El templo era el edificio más importante de las ciudades sumerias. Los agricultores traían una cantidad fija del producto de sus cosechas al templo o servían como empleados del templo. El templo tenía talleres donde los artesanos se ocupaban de la carpintería, tejeduría, cervecería, labrado del metal, trabajo en piedras o en joyas. Ellos recibían sus salarios en cebada u otros bienes de los almacenajes del templo. Los productos que sobraban de Sumer—cebada, lana, aceite de sésamo, dátiles—eran llevados hacia el norte en caravanas para intercambiarlos por piedra y madera, ninguna de las cuales existía en la Mesopotamia del sur.

De vez en cuando, los estados sumerios pelearon uno contra el otro o con poderes foráneos. Las primeras batallas fueron probablemente peleadas por derechos de territorio y de agua. La guerra servía como un incentivo para el desarrollo de la metalurgia en el antiguo Sumer. Un conquistador victorioso consideró a los extranjeros o a los mismos sumerios derrotados en las batallas como parte del botín de guerra. Como resultado, se desarrolló una clase esclava en las ciudades-estados sumerias.

FIGURA MASCULINA EN PIE, en actitud de adoración. De Tell Asmar. Cortesía del Instituto Oriental.
Los sumerios no fueron el único grupo étnico en el territorio del norte del Golfo Pérsico. Iranios de los distritos montañosos del oriente del Tigris, y semitas del oeste compartieron el valle con ellos. Propiamente hablando, Sumer era el territorio del Bagdad moderno al sur hasta el Golfo Pérsico y, después de la dinastía de *Acad, el territorio al norte de Sumer fue llamado Acad. Con el tiempo, los sumerios, acadios y otros pueblos vivían juntos, la cultura del bajo valle del Tigris-Eufrates llegó a unificarse.

Los estados sumerios se levantaron como resultado de la necesidad de mantener un sistema de represas y canales para hacer uso de las aguas del Tigris y del Eufrates. El terreno del sur de la Mesopotamia era tal que los materiales para el equipo de la agricultura tales como azadones, hoces, espadas y martillos tenían que ser importados desde cierta distancia. Cada agricultor dependía del comercio para sus necesidades tanto como para sus lujos, con el resultado de que se sometía voluntariamente a las medidas restrictivas que ponía el gobierno que posibilitaban el comercio. El templo, que era el centro comercial del gobierno así como de la religión, adoptó un sistema de medidas estandarizadas que regularon todas las transacciones comerciales. Cuando Abraham compró un pedazo de tierra para sepultar a su esposa, “pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata de buena ley entre mercaderes” (Gn. 23:16).

El primer gobernador sumerio, cuyas acciones se registran, fue un legendario rey de Kis llamado Etana. El es celebrado como “el hombre que estabilizó todos los territorios”, lo que sugiere que gobernó sobre una amplia área. Algunos años más tarde se lee de un rey llamado Meskiaggasher que fundó una dinastía en Erec. Su hijo Enmerkar hizo campaña en “Aratta”, un estado que, según se cree, estuvo ubicado al oeste del mar Caspio en un área conocida por sus ricos depósitos de metal y piedra.

Uno de los guerreros de Enmerkar, Lugalbanda, le sucedió en el trono de Uruc. Las proezas de Enmerkar y Lugalbanda forman la base de una serie de cuentos épicos sumerios. Hacia el fin del reino de Lugalbanda, Uruc estaba amenazada por la ciudad-estado de Kis que estaba surgiendo, lista para dominar en el sur. Enmebaraggesi de Kis es conocido por la conquista de Elam, al este de Sumer y por el gran templo que construyó al dios sumerio del aire, Enlil, en Nipur. Sin embargo, la dinastía de Enmebaraggesi duró muy poco. Su hijo Agge fue reprimido por Mes-Anne-Pada del surgiente estado de Ur.

El período sumerio clásico (2700–2250 a. de J.C.) es la época cuando las ciudades de Ur, Kis, Umma y Lagas florecieron. De acuerdo con la *lista sumeria de los reyes, el primer rey de Ur, Mes Anne-Pada, reinó durante ochenta años. El fue un poderoso gobernador que se propuso lograr que el estado de Ur tuviera una fuente adecuada de materia prima. Una inscripción del templo afirma: “Aanne-pada, hijo de Mes-Anne-Pada, ha construido un templo para Ninhursag”. Siendo que A-anne-pada no está mencionado en la lista del rey, parece probable que el reinado de ochenta años del padre incluía el del hijo. Así los ochenta años de Mes-Anne-Pada deberían ser tomados como el período de su dinastía.

El notable “cementerio real” excavado por C. Leonard Woolley durante su campaña en Ur de 1927–30, probablemente data del tiempo de Mes-Anne-Pada. Bajo un estrato de tumbas que contienen sellos e inscripciones de la dinastía de Acad (2360–2180 a. de J.C.) había tumbas que se cree que datan de ca. 2500 a. de J.C. Muchas tumbas de gente común fueron encontradas con los cuerpos envueltos en estera o colocados en ataúdes de madera, mimbre o arcilla. Las tumbas contenían objetos personales del fallecido—brazaletes, pendientes, polveras, herramientas y armas— además de comida y bebida. La mayoría de los cuerpos estaban colocados de costado en la posición de dormir. Sus manos sostenían una copa en la boca.

A medida que Woolley continuó su excavación, encontró las así llamadas “tumbas reales” en cuartos construidos de ladrillo o de piedra. Una tumba contenía un sello cilíndrico con el nombre Abargi. Junto a la pared de la tumba yacía un modelo de plata de un barquillo similar a aquellos que pueden aún verse navegando en los pantanos del sur de la Mesopotamia.

Sobre la bóveda de Abargi estaba la tumba de una dama que fue identificada por un cilindro de lazulita como Shubad. Su cuerpo había sido colocado encima de una plataforma funeraria, y estaba sosteniendo una copa en su mano. Vestía un tocado elegante hecho con ocho mts. de cinta dorada. La peineta en su cabello tenía cinco puntas las que terminaban en flores doradas con centros de lazulita. Aretes en forma de media luna añadían un toque más de adorno.

Conectados con las tumbas, tanto de Abargi como de Shubad, se encontrabanban los fosos de la muerte que revelan los aspectos menos atractivos de la cultura sumeria. Estos, junto con otros fosos cercanos, contenían los restos de carrozas que habían sido conducidas allí. Había también tesoros en honor de los fallecidos. Los restos de un gran número de gente que murió en la época del funeral estaban también en los fosos. Algunos señalan que estos cuerpos eran de sacerdotes y sacerdotisas sacrificados en los ritos de la fertilidad (véase E. A. Speiser en Antiquity, VIII, 1934, pág. 45). Otros sugieren que los siervos de un rey (o sacerdote) le acompañarían voluntariamente en la muerte con la esperanza de continuar siendo de servicio en la vida siguiente. La evidencia indica que las víctimas fueron a la tumba voluntariamente.

UN SACERDOTE SUMERIO de Tell Asmar. Cortesía del Instituto Oriental.
EL ESTANDARTE DE UR mostrando escenas de guerra. Cortesía del Museo Británico.
Se obtiene cierto conocimiento de la música en el antiguo Sumer por las arpas o liras encontradas en las tumbas. Las cabezas de animales usadas para la ornamentación incluyen las de un buey barbado, una vaca yun ciervo. Cada una de dos estatuillas de Ur representaba una cabra parada delante de un arbusto, aparentemente comiendo las hojas. Woolley compara éstas con el bíblico “carnero trabado en un zarzal” (Gn. 22:13) aunque las figuras sumerias son por lo menos medio milenio anteriores a Abraham.

Una bella daga dorada se encontró en la tumba de un guerrero identificado como “Meskalmdug, héroe de la buena tierra”. El cuerpo del héroe estaba en la posición acostumbrada para el entierro y entre sus manos había una hermosa copa de oro macizo. La daga colgaba de un cinto ancho de plata a su costado. Sobre el cráneo tenía un yelmo en forma de peluca, con rizos de cabello martillados en relieve y cabellos sueltos: todo grabado en líneas delicadas.

En una de las grandes tumbas de piedra, Woolley descubrió el “estandarte de Ur”, un tablero de madera de 55 cms. de largo por 23 cms. de alto, que probablemente era transportado por los sumerios en un poste durante las procesiones ceremoniales o militares. Estaba grabado con una obra de mosaico por ambos lados, uno de los cuales representaba escenas de guerra y el otro escenas de paz. El trasfondo de madera se había podrido; pero las piezas incrustadas mantenían sus posiciones relativas y el hábil trabajo de parte de los arqueólogos hizo posible restaurar los mosaicos con fidelidad perfecta. Cada lado comprendía tres líneas hechas de figuras de concha puestas en un trasfondo de lazulita.

El lado de “guerra” muestra al rey, distinguido por su altura, desmontado de su carro. Los soldados le están trayendo un grupo de cautivos desnudos con los brazos atados detrás de sus espaldas. En la segunda línea, la falange del ejército real está avanzando. Los hombres, armados con hachas, tienen capas largas y yelmos de cobre. Adelante de ellos, los hombres de la infantería ligera, sin capas; pero armados con hachas o jabalinas cortas, están peleando. En la tercera línea se ven carros de lanzadores de jabalina quienes rompen en un excitado galope al encontrar los cadáveres desparramados por el suelo.

En el lado reverso, se muestra un motivo de paz, que representa al rey y su familia disfrutando de una fiesta. Los músicos están tocando y los sirvientes traen comida para el banquete. Los despojos de guerra están a la vista. El pueblo está vestido con las características faldas sumerias de piel de ovejas, teniendo la parte superior de sus cuerpos desnuda.

Otros estados sumerios sobresalieron en las décadas posteriores al reinado de Mes-Anne-Pada. Uruc tenía al gran Gilgamesh como su gobernador, en la última historia y leyenda sumeria él sería recordado como el héroe supremo de Sumer. Lugalannemunda de Adab se dice que gobernó desde los montes iranios hasta el Mediterráneo, desde las cordilleras del Tauro hasta el Golfo Pérsico. Mesilim de Kis se recuerda por los templos que él edificó en Adab y Lagas. Como señor de Sumer fue llamado a solucionar una disputa de límites entre Lagas y Umma. El estableció una frontera justa y erigió una estela marcando el sitio para beneficio de futuras generaciones. Lagas y Umma fueron los tradicionales rivales. Eannatum de Lagas ganó hegemonía sobre todo Sumer y su sucesor Urukagina es conocido por sus reformas sociales. Como rey ideal se dice que favoreció la causa del pobre, ayudó a la viuda y al huérfano e intentó limitar a la burocracia de su día. Urukagina fue destronado por Lugalzaggesi de Umma quien destruyó a Lagas y anunció haber ganado la lealtad de cincuenta príncipes a través del territorio. Lugalzaggesi, sin embargo, no pudo competir con el enérgico semita, Sargón de Acad, cuyas conquistas trajeron el período clásico sumerio a su fin.

EL ESTANDARTE DE UR mostrando escenas de paz. Cortesía del Museo Británico
ESTATUILLA DE BRONCE DEL REY UR-NAMMU, representando al rey siervo humilde cargando un canasto durante la construcción de un templo. Alrededor de 2100 a. de J.C. Cortesía del Instituto Oriental.
El último gran período de la civilización y poder sumerios se conoce como la tercer dinastía de Ur (Ur III) fundada por Ur-Nammu, y que duró desde ca. el 2100 hasta el 2015 a. de J.C. Ur-Nammu fue capaz de arrebatar el poder de los gutianos, un pueblo montañés poco conocido que había dominado la baja Mesopotamia después del quebrantamiento de la dinastía acadia. El reconstruyó las murallas de Ur y restauró el ziggurat de la ciudad, el palacio y numerosos edificios públicos.

cms. centímetros
Un registro de la época de la construcción del *ziggurat se encuentra en la estela de Ur-Nammu, una laja de piedra caliza blanca de ca. 1, 5 mts. de largo y 3 mts. de alto. Los cuadros superiores representan al rey en actitud de oración. Sobre él están volando ángeles que llevan vasos de los cuales fluye agua. Esta es la primera representación artística de los ángeles, que se conozca hasta ahora. El rey parece estar agradeciendo a su dios por el don del agua, tan necesaria en el sur de la Mesopotamia. Una serie de cuadros está luego dedicada a la construcción del ziggurat. En el primero de éstos, Ur-Nammu parado frente a la diosa Ningal y el dios Nanna recibe órdenes para la construcción. El siguiente cuadro lo muestra teniendo un compás, un canasto de mortero, un pico y una llana, comenzando el trabajo. El cuadro final está pobremente conservado; pero en él puede verse un trabajador apoyándose en uno de los lados de la estructura que se erige.

A medida que otros edificios fueron levantados alrededor del ziggurat, se desarrolló una área sagrada extensa. Uno de estos edificios, el templo Gigparku, dedicado a Ningal, tenía una cocina bien equipada. Incluido en su equipo estaba un pozo de agua, calderos para hervir el agua, una mesa de ladrillo revestida de betún para cortar la carne de un animal, una estufa con la parte superior plana y un horno de bóveda. La cocina era una parte importante de los antiguos templos, ya que los animales eran ofrecidos en sacrificio y la carne cocinada era compartida entre el dios, los sacerdotes y los adoradores.

Nuestro conocimiento de la vida comercial del período del Ur III se deriva mayormente de ca. 2.000 tabletas cuneiformes que registran las ofrendas e impuestos dados a Nannar, el dios luna. Los registros eran cuidadosamente llevados por los escribas del templo, y se recogían informes semanales, mensuales y anuales. Los excavadores encontraron los registros de una fábrica de tejido que producía doce variedades de telas de lana. Las tabletas dan los nombres de las mujeres que tejían, las raciones provistas para ellas, la cantidad de lana provista a cada una y la cantidad de tela manufacturada.

Los fragmentos de un código de ley de Ur-Nammu han sido identificados entre los textos sumerios en el Museo del Antiguo Oriente en Estambul. Los textos afirman que Ur-Nammu fue escogido por el dios Nannar para gobernar sobre Ur y Sumer. Ur-Nammu había eliminado la deshonestidad y corrupción y había establecido pesas y medidas honestas. Las pocas leyes que son legibles mencionan multas que se imponían sobre las personas que hubieran causado daños específicos a otros.

La corte de ley sumeria se reunía en el área del templo. El Dublal-mah, la “gran casa de las tabletas” era el edificio en el cual los registros de las decisiones legales se conservaban en tabletas de arcilla. Desde la puerta del Dublalmah los jueces anunciaban sus decisiones a las multitudes expectantes.

Después de la muerte de Ur-Nammu, la ciudad de Ur empezó a perder su prestigio. Su hijo Shulgi se proclamó a sí mismo “el Shulgi divino, dios de su tierra”, pero su más grande monumento fue su templo mortuorio y sepulcro, que Woolley excavó. Shulgi fue seguido sucesivamente por Bur-Sin, Gimil-Sin e Ibi-Sin.

Cambios drásticos estaban sucediéndose en el sur de Mesopotamia durante los días de Ibi-Sin. Ishbi-Irra, un amorreo de *Mari, dominó a Acad y ocupó Isin. Los elamitas cruzaron el Tigris, tomaron Sumer y colocaron su vasallo, un amorreo llamado Naplanum, sobre el trono de Larsa. Ur fue saqueado y el rey Ibi-Sin fue llevado cautivo. Alrededor del 1720 a. de J.C., Hamurabi, un gobernador amorreo de Babilonia, derrotó a Rim-Sin de Larsa extendiendo el poder babilónico a través de todo el sur de la Mesopotamia.

Durante los 2 siglos y medio en que Isin y Larsa lucharon por el dominio, hubo varios intentos de reconstruir a Ur. Ishme-Dagon de Isin dedicó su hija como suma sacerdotisa de Nannar, y reconstruyó el templo de Nannar en Ur. Warad-Sin de Larsa comenzó la reconstrucción del ziggurat en Ur. Cuando Ur se rebeló contra el hijo de Hamurabi, Samsuiluna, él destruyó la ciudad y no se oye más de ésta por siglos. Sumer fue parte del imperio babilónico y la historia de Sumer como tal llegó a su fin.

El fin de la historia política sumeria no significó el fin de la cultura sumeria, ya que la cultura sumeria estaba relacionada con las tierras al occidente de Asia de una manera análoga a la relación entre la cultura grecorromana y la vida de Europa. Los sumerios desarrollaron un sistema de escritura *cuneiforme que posteriormente fue adoptada por los babilonios, asirios y heteos y adaptada para su uso en el alfabeto cananeo de *Ugarit. La escritura cuneiforme, que comenzó entre los sumerios antes del 3000 a. de J.C., continuó en uso hasta el siglo I a. de J.C. cuando fue finalmente desplazada por una escritura alfabética menos complicada (véase Alfabeto).

En el campo de las matemáticas, los sumerios nos han legado el sistema sexagesimal, que encuentra una expresión moderna en el minuto de sesenta segundos, la hora de 60 minutos y los 360 grados del círculo. En el campo legal, el código de *Hamurabi escrito en acadio semítico está basado en el precedente anterior sumerio, como está ejemplificado en los códigos sumerios de Ur-Nammu y Lipit Istar.

La literatura acadia posterior tiene una deuda continua con los anteriores textos sumerios. El *Enuma Elis y la *épica Gilgamesh pueden trazarse a los antecedentes sumerios. Los dioses de los sumerios reaparecen en forma semítica. El Nannar sumerio llega a ser el Sin semítico; la Innana sumeria llega a ser la lshtar semítica; en la misma manera en que el Zeus griego corresponde al Júpiter romano. Las palabras sumerias prestadas entraron en los lenguajes semíticos del Cercano Oriente y algunas aparecen en la Biblia hebrea. Los sumerios llamaron a un templo o a un palacio E GAL, literalmente “casa grande”. Finalmente ésta vino a ser la palabra hebrea hekal, también con el significado de palacio o templo.

LISTA DE LOS REYES SUMERIOS: presenta la tradición más antigua de gobernadores que reinaron antes del diluvio y de gobernadores posteriores cuyos reinados alcanzaron a los tiempos históricos. Cortesía del Museo Asmoleano.

BIBLIOGRAFIA: Samuel N. Kramer, History Begins at Sumer, Thames and Hudson, London, 1961. Sumerian Mythology, Harper and Brothers, New York, 1961; The Sumerians: Their History Culture, and Character, University of Chicago Press, Chicago, 1963. George A. Barton, The Royal Inscriptions of Sumer and Akkad, Yale University Press, New Haven, 1929. Edward Chiera, Sumerian Epics and Myths, University of Chicago Press, Chicago, 1934. Sumerian Religious Texts, Crozier Theological Seminary, Upland, Pa., 1934. Edmund I. Gordon, Sumerian Proverbs, University Museum, Philadelphia, 1959. Véase también bajo UR.

SUMERIOS, LISTA DE LOS REYES. Los primeros fragmentos de la lista de los reyes sumerios fueron publicados en 1906. Desde 1923 el texto estandar ha sido el prisma de Weld-Blundell que vino a ser la base para la publicación de la lista por S. Langdon en el Oxford Edition of Cuneiform Texts, Vol. II, Oxford, 1923, láminas I–IV, págs. 13 y sigtes. Un estudio detallado del prisma de Weld-Blundell y sus variantes de otras fuentes aparece en The Sumerian King List por Thorkild Jacobsen, Assyriological Studies No. 11, Chicago, 1939.

La lista de los reyes fue compilada entre el 2250 y el 2000 a. de J.C., probablemente durante el reino de Utu-hegal de Uruc. Utu-hegal liberó a Sumer de los gutianos y pudo haber querido demostrar que su país había estado siempre gobernado por un solo rey, aunque distintas ciudades capitales fueron los centros de las sucesivas dinastías. El compilador de la lista hizo uso de los registros disponibles que nombraban a los reyes, junto con los lugares y la duración de sus reinados. También tenía un cuerpo de textos épicos y tradiciones locales concernientes a los héroes de la antigüedad sumeria. El resultado es una lista que viene a ser más confiable cuanto más se acerca al tiempo de Utu-hegal; pero la cual tiene aun valor en sus registros más antiguos en la medida que arrojen luz en las tradiciones sumerias concernientes a la ya lejana edad heroica.

La lista de los reyes empieza con la afirmación: “Cuando el reinado fue bajado del cielo estuvo (primero) en Eridu.” Luego sigue la lista de los 8 reyes que reinaron un total de 241.200 años antes del diluvio.

Estos aparecen en el siguiente orden:

CiudadReyAños de reinado
EriduAlulim28.800
--Alalgar36.000
Bad-tibiraEn-men-lu-Anna43.200
--En-men-gal-Anna28.800
--Dumuzi36.000
LarakEn-sipa-zi-Anna28.800
SiparEn-men-dur-Anna21.000
ShuruppakUbar-Tutu18.600

NOTA de WIKIPEDIA:

Cronología


Protodinástico I, Reyes de antes del diluvio, legendarios

Los reyes antediluvianos, legendarios o anteriores al siglo XXVI a. C. Sus reinados eran medidos en sars -periodos de 3600 años- la siguiente unidad hasta 60 en el sistema sumerio (3600=60x60) , y en ners - unidades de 600.

"Después de que la realeza descendiera del cielo, la realeza estuvo en Eridug (Eridu). En Eridug, Alulim se hizo rey y gobernó 28800 años."


Eridu
  • Alulim de Eridug: 8 sars (28800 años, desde 453600 al 388800 año, antes del diluvio)
  • Alalgar de Eridu: 10 sars (36000 años, desde 388800 al 316800, antes del diluvio)
  • En-men-lu-ana de Bad-Tibira: 12 sars (43200 años, desde 316800 al 244800, antes del diluvio)
  • En-Men-Gal-Ana de Bad-Tibira: 8 sars (28800 años, desde 244800 al 223200, antes del diluvio)
  • Dumuzi de Bad-Tibira, el pastor: 10 sars (36000 años, desde 223200 al 201600, antes del diluvio)
  • En-Sipad-Zid-Ana de Larak: 8 sars (28800 años, desde 201600 al 172800, antes del diluvio)
  • En-men-dur-ana de Zimbir (Sippar): 5 sars y 5 ners (21000 años, desde 172800 al 136800, antes del diluvio)
  • Ubara-Tutukin (Ubartutu) de Shuruppak 5 sars y 1 ner (18600 años, desde 136800 al 64800, antes del diluvio)
  • SuKurLam (28800 años, desde 64800 to 36000 antes del diluvio)
  • Zin-Suddu¹o Ziusudra, el Noé sumerio.(desde 36000 hasta el diluvio)

1:Estos dos nombres están presentes en casi la mitad de las versiones de la Lista de Reyes Sumerios, pero no en otras.

2:En el lugar de En-Men-Ana en algunas versiones de la lista está el nombre Kichu-Ana

Véase también: Reyes antediluvianos
Lista Real Sumeria - Seguir Leyendo en Wiki.
La lista de los reyes luego inserta un sumario: “Estas son cinco ciudades, ocho reyes las gobernaron por 241.000 años. (Entonces) el diluvio cubrió (la tierra)”.

Después del diluvio “cuando el reinado fue bajado (de nuevo) del cielo, el reinado estuvo (primero) en Kis”. Setenta y ocho reyes son citados como gobernadores de varias dinastías en Kis, Uruc, Ur, Awan, Hamazi, Adab, Mari y Akshak. Los reyes incluyen nombres familiares de la mitología sumeria tales como Etana, Gilgamesh, Emerkar y Lugalbanda. Un poema sumerio titulado “Gilgamesh y Agga” considera a los dos como contemporáneos, aunque la lista de los reyes nombra a Gilgamesh como el quinto gobernador de la primera dinastía de Uruc, mientras que Agga está señalado como el último rey de la primera dinastía de Kis. Esto indica que las dinastías de la lista de los reyes se superponen.

*Berosso, un sacerdote de Marduc en Babilonia durante el reinado de Antíoco I (281–261 a. de J.C.) compiló una lista de diez reyes antediluvianos que tenía muchos puntos similares con la lista de los 8 del texto sumerio. Berosso incluye a Xisouthros, el héroe del diluvio quien no está en la lista sumeria, y dos corrupciones del nombre En-men-lu-Anna. Excepto por la inflación en las cifras (un total de 432.000 años, según Berosso, comparado con 241.209 en la lista sumeria), las dos son, por otra parte, básicamente iguales.

La Biblia señala 10 patriarcas anteriores al diluvio (Adán, Set, Enoc, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec y Noé); pero es difícil encontrar una relación directa entre los nombres bíblicos y los de la lista de los reyes sumerios o de Berosso. Que se creía que la longevidad era mayor antes del diluvio está atestiguado entre los sumerios así como en los registros bíblicos. Matusalén, que vivió 969 años de acuerdo con Gn. 5:27, tenía una duración de vida mucho más corta que cualquiera de los gobernadores de la lista sumeria, ya que sólo uno de ellos (Ubar Tutu) reinó menos de 20.000 años. En general, la longevidad de los gobernadores sumerios se reduce al alcanzar el período histórico. Dentro de la Biblia, también hay una reducción general en longevidad en el período posterior al diluvio. La longitud de la vida de Abraham fue de 175 años (Gn. 25:7); la de Moisés 120 (Dt. 34:7); y, posteriormente, 70 (Sal. 90:10) fue considerado como normal.

BIBLIOGRAFIA: Thorkild Jacobsen, The Sumerian King List, University of Chicago Press, Chicago, 1939. Arno Poebel, The Second Dynasty of Isim according to a New King List Tablet, University of Chicago Press, Chicago, 1955.

SUPPILULIUMAS. Suppiluliumas, un rey heteo que reinó durante los años 1375–1335 a. de J.C. ha sido llamado el Carlomagno del Cercano Oriente. Los archivos de *Boghazkoy indican que la ciudad fue en un tiempo meramente el cuartel general de una tribu o sección de la confederación hetea; pero cuando su rey llegó a ser el gran rey de todos los heteos, su ciudad se convirtió en la capital de un imperio y el depósito de la correspondencia oficial entre los heteos y las naciones de su alrededor. Su padre Hattusilis es llamado simplemente “rey de la ciudad de Kussar”, un nombre de otra manera desconocido. Suppiluliumas tuvo éxito al unir las tribus heteas en un poderoso estado y fundar una dinastía. El fue evidentemente, un genio militar; pero también poseía un raro sentido común de tolerancia religiosa y justicia política.

Las excavaciones en Amarna han traído a luz una carta de Suppiluliumas a Akhenatón, felicitándole por su ascenso al trono de Egipto. Este rey, también conocido como Amenhotep IV, gobernó en Egipto ca. 1370–1350 a. de J.C. y es famoso por sus intentos de cambiar la adoración de Egipto del politeísmo a la adoración del disco del sol, Atón. Sayce atribuye el origen de esta inspiración a la madre de Amenhotep IV, quien era de Mitanni. Los monumentos heteos testifican del predominio de esta adoración en el norte de Siria, y en Boghazkoy el disco solar alado había sido grabado por escultores heteos en la roca. A Suppiluliumas le gustaba referirse a sí mismo en sus tratados como “Su Solería”.*

Otros títulos fueron “Labarnas, el gran rey, el favorito del dios del tiempo”. Cualquiera que haya sido el origen de la adoración del disco del sol en Egipto, esta reforma religiosa por Akhenatón debilitó tanto al país, que los heteos no fueron estorbados por Egipto en la extensión de su imperio durante este período.

A principios del reinado de Suppiluliumas, ca. 1370 a. de J.C., él dirigió a su ejército en una invasión a través de los pasos del Tauro a Siria, invasión que fue rechazada con graves pérdidas. Tushratta, rey de Mitanni, pudo enviar una parte del botín a su aliado, el rey de Egipto. El ataque siguiente fue planeado más cautelosamente. Los heteos cruzaron el Eufrates en Malataya a fin de tomar el reino de Mitano por la retaguardia. Con el propósito de asegurar la paz en su flanco izquierdo, Suppiluliumas dio a su hermana en matrimonio al gobernador de Hayasa. La provincia perdida de lsuwa pronto fue recuperada y la capital mitaniana, Wassaukkanni, fue invadida y saqueada. Los príncipes sirios entonces hicieron la paz con los heteos, con la excepción de gobernador de Cades, quien fue dominado por los carros heteos. Suppiluliumas entonces penetró hacia el sur hasta Abina, la Hoba de Génesis 14:15. Como resultado de esta brillante expedición, Halap (Alepo) y Alalakh (Archana) se convirtieron en heteos. Sin embargo, Carquemis, que controlaba el cruce principal del Eufrates permaneció hostil. En esa circunstancia, Suppiluliumas fue llamado a su capital para intervenir en urgentes asuntos domésticos.

Los documentos muestran que cuando él casó a su hermana con el rey del territorio de Hayasa, envió junto con la novia a sus hermanastras, siendo que el esposo era horreo, él practicaba algunas costumbres que eran consideradas bárbaras para los heteos. Por lo tanto, creyó que era necesario advertir al novio que el matrimonio entre hermanos y libertad de relaciones sexuales entre familiares no podían ser tolerados. “En Hattusas cualquiera que comete tal acto no vivirá; será muerto.”

* Nota del Editor: El neologismo usado aqui es el equivalente de “Su Señoría”. Siendo que este rey consideraba al Sol como su Señor o su dios, cabe pues el término “Solería”
Cuando Suppiluliumas regresó, alrededor del 1340 para completar su trabajo, fue requerido un sitio de sólo ocho días para vencer la fortaleza de Carquemis y Siria desde el Eufrates hasta el mar vino a ser un protectorado heteo. Cuando estaba acampado delante de Carquemis, recibió un pedido extraño de la reina de Egipto, la viuda de Tutankamon: “Mi esposo ha muerto y yo no tengo hijo; pero se dice que tú tienes muchos hijos. Si tú enviaras uno de tus hijos, él podría convertirse en mi esposo.” Después de una prolija investigación, Suppiluliumas creyó que la petición era sincera y envió a uno de sus hijos. El príncipe heteo fue asesinado a su llegada a Egipto, aparentemente por el partido sacerdotal.

Suppiluliumas nombró a su hijo Telepinus “sacerdote” de Kizzuwatna, lo cual puede haber significado una obvia anexión de alguna parte de este territorio o un intento por ganar influencia religiosa al ocupar esta posición clave. Esta ciudad estaba probablemente en la frontera siria, fuera de Anatolia propiamente dicha, ya que el tratado que Suppiluliumas hizo con Sunassuras, el gobernador de la ciudad, existió tanto en versíon acadia como en hetea. El primer lenguaje estaba reservado para los países fuera de Anatolia. El país de Kizzuwatna se comprometió por un tratado a ayudar a Suppiluliumas si fuera atacado por Hurri o Arzawa, países vecinos. Su territorio probablemente fue el que más tarde se conocería como Cilicia, con la posibilidad de que Tarso se identificara con la ciudad de Kizzuwatna.

El tratado que Suppiluliumas hizo con Mattiwaza, un rey de Mitanni, constituye un paralelo de las bendiciones y maldiciones de Deuteronomio 28. Una porción de este tratado lo citamos aquí:

(Estos dioses) por las palabras de este tratado estarán presentes y serán testigos: Si tú, Mattiwaza, el hijo del rey, y del pueblo Kharri con tu tierra, tus esposas y todas tus posesiones, los señores del juramento destruirán…

Y tú, Mattiwaza, junto con la otra esposa, que habrás de tomar, y con el pueblo Kharri, con sus esposas, sus hijos y sus tierras, no tendrán descendencia. Y estos dioses, los señores del juramento, traerán pobreza y miseria sobre ti.


Si tú, Mattiwaza, el hijo del rey, y el pueblo Kharri guardan este tratado, entonces tú, Mattiwaza, con tu esposa (hija del rey heteo), tus hijos y nietos, tú, y el pueblo Kharri con sus esposas, sus hijos, estos dioses te guardarán y la tierra de Mitanni podrá como anteriomente…descansar pacíficamente en su lugar.


Suppiluliumas y su hijo mayor Arnuwandas III murieron durante una pestilencia en 1335 a. de J.C., cuatro años después de la muerte de Tutankamón. Mursilis II llegó a ser el siguiente rey heteo. (Véase HETEOS.)

BIBLIOGRAFIA: C. W. Ceram (Pseudonym), Kurt W. Marek, Narrow Pass, Black Mountain: The Discovery of the Hittite Empire, Trans. Richard and Clara Winston, Victor Gollanz, Ltda., in assoc. with Sidgwick and Jackson Ltd., London, 1956. A. E. Cowley, The Hittites, The Schweich Lectures for 1918, Pub. for the British Academy by Humphrey Milford, Oxford University Press, London, 1926. John Garstang, The Hittite Empire, Constable and Co., London, 1929; The Land of the Hittites, Constable and Co., Ltd., 1910. Albrecht Goetze, Kizzuwatna and the Problem of Hittite Geography, Yale Oriental Series, Researches, Vol. XXII, Yale University Press, New Haven, 1940. O. R. Gurney, The Hittites, A Pelican Book, Penguin Books, Ltd., Harmondsworth, Middlesex, 1952. David George Hogarth, Kings of the Hittites, The Schweich Lectures, for 1924, Published for the British Academy by Humphrey Milford, Oxford University Press, London, 1926. Ira Maurice Price, Ovid R. Sellers, and E. Leslie Carlson, The Monuments and the Old Testament, The Judson Press, Philadelphia, 1958.

SURUPAC. Surupac (Tell Fara) fue una ciudad al norte de Uruc. De acuerdo con la *lista de reyes sumerios, Ubar-Tutu de Surupac fue el último gobernador antes del diluvio. En la versión sumeria del diluvio (véase la epopeya de Gilgamesh) Ziusudra, hijo de Ubar-Tutu, fue advertido del diluvio venidero y urgido a edificar una inmensa barca para salvarse él y su familia. Aunque la versión sumeria de la historia está fragmentada, Ziusudra aparece con grandes detalles en la versión acadia donde él usa el nombre de Utnapistim.

Se llevaron a cabo excavaciones por la universidad de Pensilvania en Surupac bajo la dirección de H. V. Hilprecht y la Deutsche Orient-Gesellschaft trabajó allí bajo Robert Koldewey en la temporada de 1902–03. La cerámica del tipo de *Jemdet Nasr fue descubierta, junto con edificios primitivos, sellos y tabletas. Un depósito del diluvio, de 60 cms. de ancho, ha sido fechado hacia el fin del período de Jemdet Nasr.

SUSA. Susa, la capital de la antigua Susiana, tenía una orientación geográfica e históric a que difería de las otras ciudades de la antigua Persia. Estaba situada 241 kms. al norte del Golfo Pérsico en un territorio de estepas al oriente del Tigris que realmente es una continuación de la llanura del sur de la Mesopotamia. Los montes de Luristan empiezan al norte de Susa, pero la ciudad misma está situada en una cuenca baja de cascajo y arcilla que se eleva naturalmente sobre las crecientes normales; pero convenientemente situadas para la explotación de la llanura aluvial del río Karum (el Ulai bíblico, Dn. 8:2).

EL PROMONTORIO DE SUSA visto desde el aire. Cortesía del Instituto Oriental.
Las excavaciones empezaron en Susa hace más de cien años cuando William K. Loftus excavó allí en conexión con su excavación en Warka (véase Uruc). El trabajo fue primitivo juzgado por los criterios modernos, pero Loftus probó que había localizado la Susa bíblica. Sus conclusiones fueron publicadas en su libro Travels and Researches in Chaldea and Susiana (London and New York, 1857). En 1884, Marcel Dieulafoy excavó la acrópolis de Susa y envió al Louvre el friso del arquero y capitel del buey.

El gran nombre en la arqueología de Susa es el erudito francés Jacques de Morgan, quien hizo un reconocimiento arqueológico de Persia en 1889 y renunció a su posición como director de antigüedades en Egipto (1897) para encabezar la Delegation en Perse que estaba trabajando en Susa. El descubrimiento más espectacular de los primeros años en la labor de Morgan fue la estela diorita del código de *Hamurabi que fue encontrada en tres piezas en diciembre de 1901 y enero de 1902. A principios de 1902 la estela fue trasladada a París y en septiembre del mismo año el padre Víctor Scheil, un asiriólogo dominicano, publicó el texto con una transliteración y una traducción.

Roland de Mocquenem llegó a ser el arquitecto de la expedición a Susa en 1903 y tomó la dirección desde 1912 hasta 1939. En 1946, Roman Ghirshman llegó a ser su sucesor.

Las excavaciones han arrojado evidencia de que Susa fue ocupada desde ca. 4000 a. de J.C. hasta 1200 d. de J.C. Los restos de las primeras colonizaciones están alrededor de 25 mts. debajo de la cima del promontorio de la ciudadela. Hay 2 niveles arcaicos, separados por ca. 11 mts.; cada uno teniendo un tipo distintivo de cerámica pintada. Durante la última parte del cuarto milenio a. de J.C. una villa de regular tamaño estuvo ubicada en Susa. Unas 2.000 tumbas han sido identificadas en el cementerio. En ese tiempo fueron usados utensilios de cobre, y los alfareros habían aprendido a usar el torno para fabricar la loza de cerámica.

Antes del 3000 a. de J.C. un tipo de escritura protoelámico aún no descifrado se usaba en Susa. La escritura era semi-pictográfica y aunque parece haberse originado bajo la influencia mesopotámica, fue diferente en su desarrollo. Desde Susa penetró al corazón del altiplano iraní y continuó usándose durante muchos siglos.

Para el primer cuarto del tercer milenio a. de J.C., un pueblo conocido como *elamita ocupó las llanuras de Susiana. El conquistador semítico *Sargón de Acad parece haber conquistado a Susa ( ca. 2360 a. de J.C.) porque su estela fue desenterrada allí. Poco después, sin embargo, los elamitas construyeron instalaciones en el centro del montículo de la acrópolis.

De Morgan descubrió la estela de victoria del nieto de Sargón, Naram-Sin, en Susa. Naram-Sin tuvo que poner fin a unas revueltas a través de su imperio y Susa estaba gobernada por uno de sus subalternos. El idioma acadio empezó a suplantar al elamita como el idioma del estado y los nombres semitas llegaron a ser comunes. La asimilación estaba incompleta, sin embargo, Un gobernador local, Puzur-Inshushinak, que había sido designado por Naram-Sin, organizó un movimiento nacionalista y pronto Elam se embarcó en su propia política de conquista. A la muerte de Naram-Sin, Puzur-Inshushinak proclamó su independencia e invadió Babilonia.

Los pueblos que vivían al norte de Susa sacaron ventaja de la debilidad de los últimos reyes de la dinastía acadia, y aproximadamente, en el 2180 a. de J.C., los gutianos invadieron la Baja Mesopotamia. Poco más de un siglo después ( ca. 2070) los sumerios pasaron por un período de renacimiento cultural y político en lo que se conoce como la tercera dinastía de Ur. Después de casi un siglo, Ur mismo fue atacado por los elamitas y el poder elamita continuó sin barreras hasta el reinado de Hamurabi de Babilonia (1728–1686 a. de J.C.).

Los elamitas y los babilonios a la vez fueron dominados por los casitas de las montañas de Luristan desde más o menos 1650 hasta 1175 a. de J.C. Durante el siglo XII a. de J.C., sin embargo, Elam pasó por su edad de oro. Bajo Shilhak-Inshushinak (1165–1151 a. de J.C.) y sus sucesores, los santuarios de Susa fueron embellecidos con los trofeos de guerra. Fue durante este tiempo cuando la estela que ostentaba el código de Hamurabi llegó hasta Susa junto con la estela de Naram Sin y una estatua del dios Marduc de Babilonia.

Con el reinado de Nabucodonosor I de Babilonia, Elam de nuevo encontró seria oposición. Nabucodonosor I gobernó al fin del segundo milenio a. de J.C. (No debe confundirse con Nabucodonosor II, el gobernador neobabilónico o caldeo que conquistó a Jerusalén en el 587 a. de J.C.). El atacó a Elam, capturó a Susa y restauró la estatua de Marduc a su templo en Babilonia.

Alrededor del 900 a. de J.C. los medos empezaron una serie de ataques contra Elam. En rápida sucesión, los asirios y los babilonios consideraron a Susa como su presa legítima. Sargón II y Senaquerib atacaron la ciudad y Asurbanipal llegó a jactarse de que él la había destruido. En el invierno del 596 a. de J.C., el gobernador caldeo, Nabucodonosor II, atacó a Susa (véase Jer. 50:34–38).

Cuando Ciro de Ansán empezó la serie de conquistas que llegarían a dar forma al poderoso imperio persa, la posición de Susa fue radicalmente alterada. Bajo los sucesores de Ciro, Susa compartió con Persépolis, Ecbatana y Ctesifón los honores de ser la ciudad real. Nehemías estuvo en Susa como sirviente del palacio de Artajerjes I cuando recibió el conmovedor informe concerniente a los asuntos en Jerusalén (Neh. 2:1). Fue a Susa a donde Ester fue traída en los días de Asuero (Jerjes I) y allí en el palacio persuadió al rey a que expidiese un edicto que permitiera a los judíos defenderse de los ataques de sus enemigos.

Una tradición que data de la época de Benjamín de Tudela (1170 d. de J.C.) coloca la tumba de Daniel en una mezquita al norte de Susa. En realidad, no hay evidencia de que Daniel jamás haya visitado a Susa, pero se dice que él estuvo allí “en una vision” (Dn. 8:2). Louis Ginzberg en su Legends of the Jews (IV, 350) informa acerca de la disensión que se dice haberse desatado entre los judíos de Susa porque la tumba de Daniel estaba en el lado de la ciudad donde vivían los judíos ricos. Los ciudadanos pobres que vivían al otro lado del río deseaban compartir la buena fortuna que la tumba de Daniel les traería. Se resolvió que el ataúd de Daniel sería movilizado de un lado a otro en años alternados, ¡hasta que el rey persa tuvo el ataúd suspendido en cadenas exactamente en la mitad del puente que se extiende sobre el río!

Diccionario Bíblico Arqueológico - T

TAANAC. La antiguamente cananea y posteriormente ciudad israelita de Taanac ocupó el promontorio conocido ahora como Tell Ta’annek. Este promontorio se levanta abruptamente 46 mts. sobre el borde sur de la rica llanura de Esdraelón y tiene una cima que mide 4 ha. Yace a ocho kms. al sureste de *Meguido y a 10 kms. al noroeste del moderno Jenin. Domina varios de los antiguos caminos, uno que conduce desde Siquem y Samaria hasta la llanura de Acre, el otro desde la llanura de Sarón hasta la llanura de Esdraelón.

Tell Ta’annek fue primeramente excavada en 1902–04 por Ernst Sellin, en aquel entonces profesor en Viena. Aunque sus métodos de excavación, registro y análisis de la cerámica eran primitivos comparados con los criterios actuales, su informe no sufre al comparar los informes contemporáneos con la entonces incipiente ciencia de la arqueología palestina. Sellin excavó varias zanjas en su intento de hallar las fortificaciones y el plano principal de la ciudad. Nunca pudo descubrir una muralla de la ciudad y así, incorrectamente, asumió que Taanac no tenía otra defensa que la que le brindaban los varios edificios grandes sobre el promontorio a los que denominó “fortalezas”.

El sitio fue nuevamente excavado en 1963 en la primera de una proyectada serie de campañas llevadas a cabo por un equipo de la Escuela Concordia-Americana de Investigación Oriental bajo la dirección de Paul Lapp, director de la Escuela Americana en Jerusalén. La expedición americana limitó su trabajo al cuadrante sudoccidental del promontorio, excavando cuatro áreas. Ellos revisaron las excavaciones alemanas en tres puntos: el edificio occidental, los alrededores del incensario del culto y la zanja del sur.

I. Taanac en la Literatura Antigua. Taanac es mencionada primeramente en el siglo XV a. de J.C. cuando el faraón Thutmose III informa que él decidió no ir a través del paso en Taanac antes de su famosa batalla de Meguido ( ANET págs. 235 y sigtes.). El también colocó a Taanac entre las muchas ciudades de Palestina que conquistó ( ANET, págs. 243). Un pasaje suelto de una carta de Amarna (248:14) probablemente menciona a los hombres de Taanac.

En la Biblia, el rey de Taanac está mencionado entre aquellos que fueron derrotados por los israelitas (Jos. 12:21), aunque Manasés, a quien le asignaron Taanac, fue incapaz de expulsar a los habitantes cananeos y tomar la ciudad (Jos. 17:11, 12; 1 Cr. 7:19). La gran victoria de Israel sobre los cananeos celebrada en el cántico de Débora, ocurrió en “Taanac junto a las aguas de Meguido” (Jue. 5:19). Bajo Salomón, Taanac fue una de las cinco ciudades mayores del distrito administrativo bajo Baana (1 R. 4:12). También fue una ciudad levítica asignada a los coatitas (Jos. 21:45).

PLANO DE TELL TAANAC HECHO POR SCHUMACHER
El faraón Sisac I coloca a Taanac entre sus conquistas de la campaña de Palestina de 918 a. de J.C. (ANET pág. 243). Taanac no está mencionada nuevamente en la antigua literatura hasta los tiempos postbíblicos en la Onomástica de Eusebio (157:11).

II. La Edad del Bronce Inferior en Taanac (2700–2500 a. de J.C.) Taanacllegó primero a ser una ciudad colonizada durante la edad del bronce inferior, período en el cual las primeras ciudades amuralladas y ciudades-estados fueron fundadas en Palestina. La loza Khirbet Kerak y otras cerámicas características indican una ocupación durante los siglos XXVII y XXVI. Una serie de 3 sistemas de fortificaciones masivas al sur y 2 al oeste al igual que los escombros ocupacionales de 1, 5 mts. de espesor en el centro del promontorio muestran que Taanac floreció durante este período. Restos de una muralla y una torre del primer sistema defensivo del sur fueron descubiertos en 1963. La muralla del 20 sistema tenía 3, 6 mts. de espesor y permanece a una altura de 2, 4 mts. Hacia el oeste las defensas más antiguas consistían en dos paredes paralelas con un pasadizo intermedio, una construcción con sorprendentes semejanzas con el Tell Farah (N), Ai y Biblos de la misma época. Más tarde, esta muralla exterior fue abandonada y la interior fue ampliada.

ha. hectárea(s)
ANET Ancient Near Eastern Texts, J.B. Pritchard, ed.

EDIFICIO DE TAANAC, aproximadamente 1450 a. de J.C. Posiblemente una cerámica. Cortesía de Paul Lapp.
En el norte, Sellin descubrió una curiosa instalación con paredes formadas con inmensas piedras asentadas sobre la base de la roca y una escalera subterránea de roca labrada, cubierta congrandes lajas de piedra que conducían hacia abajo a varias cámaras subterráneas. Un canal para líquido corría hacia abajo junto a los escalones. Sellin sugirió que esta era una instalación cúltica del siglo XV para un chthon o deidad de tierra. Albright interpreta esto como una tumba de la edad del bronce inferior al estilo del rey Djoser de la tercera dinastía egipcia la cual fue más tarde usada de nuevo como cisterna para el almacenamiento de agua.

Taanac fue aparentemente destruida ca. 2500 a. de J.C. y no fue ocupada extensivamente de nuevo por más de 800 años. Este fue un período de incursiones por parte de grupos seminómadas durante el cual todas las ciudades amuralladas de Palestina fueron destruidas y permanecieron deshabitadas por algún tiempo.

III. El Segundo Período (1650–1468 a. de J.C.). El período final del bronce intermedio (bronce intermedio IIC, 1650–1550 a. de J.C.) cuando los hiksos dominaban a Egipto y Palestina, Taanac fue reconstruida en gran escala. Una serie de fundaciones de tierra glacis, como las que son típicas en la Palestina del tiempo de los hiksos se encontraron en el norte, sur y occidente del tell Táannek. En tal glacis, la tierra fue empacada extremadamente dura sobre el terraplén agudo (a un ángulo de veinti cinco a cincuenta grados) al lado del promontorio. Esto presentaba una superficie muy abrupta que hacía difícil que los atacantes la conquistaran. Algunos de los glacis que rode an el promontorio total de Taanac tienen hasta 1, 5 mts. de espesor en ciertos puntos y se extienden tanto como 18 mts. al lado del promontorio. Su construcción incluyó la utilización de enormes cantidades de tierra para relleno y brinda un testimonio elocuente de la fortaleza de la organización política necesaria para dirigir tal trabajo.

ESCOMBROS DEL CUARTO DE ALMACENAJE de la “estructura cúltica” del siglo X a. de J.C. Un montón de “pesas de telar” en forma circular está en el centro a la izquierda. Cortesía de Paul Lapp.
El edificio más grande encontrado en Taanac que data de los tiempos preislámicos es el edificio occidental. Fue colocado en la fase del glacis occidental y su pared occidental estuvo firmemente fundada sobre las murallas del bronce inferior. Hecho con bloques de piedra caliza dura, algunos de hasta 1, 5 mts. de largo, medía 21 por 18 mts. Siendo sus paredes de 1, 2 mts. de espesor. De una manera característica, un gran patio con una cistema honda forma la esquina nororiental del edificio. Nueve cuartos casi cuadrados, un corredor y el fundamento de unas escaleras hacia el piso superior completan el plano de la planta baja del edificio. Su tamaño inmenso y fortaleza indican que era el hogar de un noble gobernador y pudo haber servido también para algunas funciones administrativas públicas.

Un gran número de entierros dentro de la ciudad, especialmente de niños, puede atribuirse a éste o a un período ligeramente posterior. El índice de mortalidad en los tiempos antiguos era elevado. Los niños eran a menudo colocados en grandes jarrones de almacenaje, algunas veces con un tazón que cubría la boca del jarrón, los cuales eran entonces sepultados cerca o aun dentro del hogar, debajo del piso de tierra. Normalmente, uno o más pequeños jarrones eran enterrados en o con el jarrón grande. Un “cementerio” completo de dieciséis niños menores de dos años fue encontrado en el lado noreste del promontorio, tal vez testigo mudo de una plaga. Otro grupo compuesto por esqueletos de varias edades se encontró cerca del edificlo continental y entierros individuales estaban esparcidos en el promontorio.

Cuando los egipcios expulsaron a los hiksos de Egipto en la mitad del siglo XVI, también destruyeron en Palestina muchas de sus ciudades. Sin embargo, no hay evidencia clara todavía de que ellos hubieran destruido a Taanac en este tiempo. La prosperidad de Taanac puede simplemente haber continuado ininterrumpidamente en la primera parte de la edad superior del bronce. Se ha informado haber encontrado cerámica pintada en el edificio occidental con la indicación de que fue usada en el siglo XV. Alrededor del 1500 a. de J.C. una estructura muy compleja fue erigida al sur del edificio occidental. Estaba junto a una calle que fue repavimentada por lo menos cuatro veces. Esta estructura ha producido siete cuartos hasta ahora, seis de los cuales tuvieron alguna vez pisos de material, y el otro una cisterna. Parecen haber sido cuartos de depósito o de trabajo alrededor de un patio y pueden haber formado una instalación industrial, aunque la falta de objetos impide asegurarlo con certidumbre.

Un grupo de seis esqueletos, aparentemente de una mujer y sus cinco hijos que murieron cuando su hogar fue repentinamente destruido, puede pertenecer a este estrato. Siendo que la casa fue destruida cuando estaba habitada, contenía muchos objetos de la vida diaria. De interés principal, sin embargo, es el extraordinario hallazgo de piezas de joyería incluyendo ocho anillos simples de oro, además de dos de bronce y dos de plata, cuentas, varios objetos de piedras preciosas y un broche de plata. Estos objetos de metal y piedras preciosas no están fuera de lo común en Egipto y Mesopotamia; pero son muy raros en Palestina y, significativamente, casi siempre vienen del período cananeo más rico y no de los tiempos israelitas.

Este próspero período de la historia de Taanac llegó a su fin con la destrucción de la ciudad durante una de las campañas de Thutmose III, probablemente en conexión con la batalla en la vecina Meguido en el 1468 a. de J.C.

IV. Tabletas Cuneiformes. En 1903, Sellin encontró un edificio muy cerca de las escaleras subterráneas mencionadas arriba; pero de incierta relación con éstas. Este edificio produjo cuatro tabletas de arcilla ostentando la escritura cuneiforme acadia. El regresó en 1904 con el solo propósito de buscar más tabletas. Encontró 2 al zarandar los escombros tomados del edificio del año anterior y 6 más al desenterrar el edificio más completamente. Estas 12 tabletas, algunas de ellas en fragmentos, están escritas en el lenguaje universal de la diplomacia de ese día: el babilonio. Datan de alguna época en el siglo XV cuando Egipto dominaba a Palestina. La mayoría son cartas dirigidas desde ciudades cercanas a Taanac a un cierto Re-Washsha, aparentemente el rey de Taanac. El hecho de que lleve un nombre egipcio, Re-Washsha (que significa “el dios Re es poderoso”) puede indicar que era vasallo de los egipcios.

ASTARTE con revestimiento moderno. Cortesía de Paul Lapp.
Los detalles de la administración diaria del gobierno están reflejados en dos cartas de un alto oficial egipcio, Amenhofis, quien está algunas veces en la vecina Meguido, otras veces en Gaza, el cuartel principal egipcio del sur. El da directivas a Re-Washsha con respecto a la suministración de las tropas, armas y equipo, como también al destino de los cautivos tomados en batalla.

Las tabletas también ofrecen un vislumbre de las creencias y prácticas religiosas cananeas. Las deidades masculina y femenina, Baal y Asera, tan bien conocidas en el Antiguo Testamento, son mencionadas, al igual que la práctica de la adivinación prohibida en Deuteronomio 18:10–14. Las cartas 5 y 6 comienzan con el saludo, “!Que Baal proteja tu vida!” El autor de la carta 1 sugiere “Si hay algún adivino de Asera, permítanle que nos diga nuestras fortunas, y déjame saberlo pronto; y envíame el signo (oráculo) y la interpretación.”

Varias listas administrativas de nombres se encontraron también, tal vez para el reclutamiento militar o para los impuestos. Las características étnicas de los nombres indican una mezcla de las influencias hurrianas, egipcias, babilónicas y heteas en la ciudad cananea de Taanac.

En el fragmento de una carta del principio del siglo XIV encontrada en Egipto entre las famosas *cartas de Amarna, Taanac es mencionada nuevamente como un lugar que ha sido colonizado. Jadashta, el hermano del rey de Meguido, hacia donde él ha huido buscando asilo, escribe al rey de Egipto pidiéndole ayuda. El se queja de que los hombres de Taanac le han robado los regalos y el ganado que el rey de Egipto le había dado.

V. Los Siglos Trece y Doce. Las siguientes estructuras fechables que han sido descubiertas, pertenecen al estrato de los siglos XIII y XII. Aquí los moldes de la cultura del bronce superior continúan dentro de la edad del hierro en el siglo XII. Esto refleja la afirmación bíblica de que las ciudades cananeas de la llanura del norte, tales como Meguido, Taanac y Bet-Sán, resistieron la invasión de los israelitas por más tiempo que muchas ciudades del territorio montañoso del sur (Jue. 1:27). Allí las ciudades como Bet-el y Debir fueron destruidas y experimentaron un cambio cultural ya para el fin del siglo XIII.

Fue encontrado un cuarto grande de este estrato en la parte sur del promontorio. Su rasgo más sorprendente y peculiar es una “cañería” vertical de arcilla de 18 cms. de diámetro la cual permanece a una altura de 2 mts. Hay pares de manijas en su base y en su parte media. Pudo haber servido como desagüe del techo a la cisterna inferior.

Otro edificio de esta edad fue desenterrado parcialmente en 1963, un poco hacia el sur del edificio occidental. Sus líneas eran lo suficientemente grandes como para sugerir que no era simplemente una casa personal, sino una estructura mayor. Entre sus escombros quemados apareció una tableta de arcilla cuneiforme, cilíndrica, de ca. la mitad del tamaño de un cigarro. Significativamente, no está escrita en la escritura silábica común, sino en una escritura alfabética estrechamente relacionada con las tabletas de Ugarit, pero sólo raramente encontradas en Palestina. La tableta aún no ha sido completamente descifrada. Las dimensiones del edificio y la presencia de tal tableta sugieren que se usaba para alguna función administrativa pública.

Ambas estructuras fueron destruidas violentamente en la última parte del siglo XII. Es posible que los israelitas llevaron a cabo su destrucción después de su victoria sobre la coalición de los reyes cananeos “en Taanac, junto a las aguas de Meguido” (Jue. 5:19). Los cananeos debieron haber tenido una superioridad táctica en una batalla en la llanura ya que poseían carros de guerra. Lluvias providenciales, sin embargo, desbordaron el arroyo Cisón, convirtieron la llanura en un barrial y así redujeron la efectividad de los carros (Jue. 4:12–16; 5:21). A la luz de esto es interesante notar el informe de Sellin quien señala que las lluvias de primavera hacen difícil el viaje con sus carros de provisiones en la llanura barrosa. En efecto, tres de sus caballos se ahogaron en el mismo Cisón desbordado en 1903.

ALTAR DE INCIENSO DE TAANAC, alrededor de 90 cms. de alto, descubierto en 1902. Cortesía de Carl Graesser, Jr.
Albright cree que la frase bíblica “en Taanac, junto a las aguas de Meguido” implica que la batalla ocurrió en el tiempo cuando Meguido no era una ciudad colonizada. La batalla podría así fecharse en un tiempo cuando Meguido no estuvo habitada; pero Taanac sí que lo estaba. Esto colocaría la victoria israelita no muy lejos del 1125 a. de J.C.

VI. El Período del Reino Unido (Siglo X). Taanac se menciona como una de las ciudades de la administración salomónica para el distrito de la llanura de Esdraelón encabezada por el gobernador Baana (1 R. 4:12). Hay una leve posibilidad de que Taanac fuera la residencia del gobernador, ya que encabeza la lista de las ciudades y está ubicada en un lugar céntrico. *Meguido es, sin embargo, considerada como la residencia del gobernador ya que servía como la capital provincial en otros períodos y fue el sitio donde Salomón llevó a cabo muchas construcciones incluyendo, tal vez, un palacio del gobernador.

Varias estructuras de la Taanac salomónica han sido descubiertas. Ligeramente al sur del edificio occidental, restos de tres fases ocupacionales de este período fueron encontrados. El último de éstos incluye una cisterna que alcanza a 12 mts. de profundidad, alrededor de la cual había un patio revocado, abierto con dos piletas hechas de loza cubierta. Varias paredes del edificio de la “tableta cuneiforme” del período anterior fueron usadas de nuevo en esta época.

En su zanja surcentral, Sellin encontró una pequeña base de arcilla o altar para quemar incienso. Ostenta relieves ornamentados de figuras de animales, un “árbol de la vida” y una serpiente, los cuales fueron típicos del arte religioso cananeo. Con la esperanza de encontrar otras secciones del edificio en el cual este altar de incienso fue descubierto, el equipo Concordia-Asor abrió el área adyacente a la zanja de Sellin. De este modo quedó expuesta la esquina noroccidental de un edificio del siglo X que Sellin había descubierto parcialmente, aunque no hay manera de mostrar estratigráficamente que este fuera el mismo en el que se encontró el altar de incienso.

Este edificio fue destruido mientras todavía estaba en uso. Sus escombros produjeron un pequeño museo de objetos: ochenta vasos pequeños y grandes de arcilla de muchos tipos, que incluyen jarrones de almacenaje conteniendo trigo quemado y un número de tazas de calidad fina poco común, más de cincuenta piezas de telar completas, varios cuchillos y otros objetos de hierro, pesas, muchas piedras de moler, varias espátulas de hueso, 108 huesos de pata de cerdo en tres escondites, un brasero, una figura de Astarte y un molde de figurín completo de Astarte. Algo de esto señala un depósito a gran escala o una tienda. Los huesos de cerdo, el molde de figurín y la base de incienso casi hacen necesaria alguna interpretación religiosa o cúltica. Un megalito de buen tamaño y bien vestido que se encontró cerca serviría como un pilar (massebah) en un contexto cúltico. Lapp ha sugerido que éstos son los restos de un cuarto de almacenaje del santuario o que pueden aun reflejar actividades cúlticas y comerciales por un grupo de sacerdotes emprendedores.

Este estrato del siglo X llegó a un fin violento, presumiblemente a manos del faraón Sisac I, quien declaró conquistar Taanac ca. 918 a. de J.C. Es suficientemente extraño que no se hayan descubierto ni murales ni fortificaciones de este período (o de ningún período después de los dos primeros períodos del bronce inferior e intermedio).

VII. Períodos Posteriores. El trabajo externo del norte de Sellin y el edificio nororiental tienen una construcción finalmente cubierta y que seguramente data del tiempo de Salomón o posterior. Sin embargo, fechas e interpretaciones más exactas necesitan más excavación. La cerámica abundante indica una ocupación amplia en los siglos VII al VI, aunque sólo una estructura coherente se ha encontrado en el sur, un edificio que usó de nuevo una porción del edificio del “culto” del siglo X. Las evidencias de una ocupación dispersa en el período persa (siglos V–IV a. de J.C.) y unos cuantos tiestos helénicos abarcan todo el material encontrado en el promontorio que data del período entre el siglo VI a. de J.C. y el IX d. de J.C. En tiempos romanos (Nuevo Testamento) la villa había sido trasladada a la llanura. Siendo que la fortaleza militar romana aseguraba la paz, no hubo necesidad de una ciudad fuertemente fortificada arriba en el promontorio.

La ocupación islámica, que data de los siglos IX – X d. de J.C., incluye dos estratos y está limitada a la porción central del promontorio. Su centro es un palacio o villa que mide 27 mts. por 29 mts., con más de 25 cuartos, construidos de piedra caliza suavemente revestida, alguna de ésta usada de nuevo en los tiempos helénicos. Un gran hipocausto abovedado suplía agua caliente a varios baños de este palacio y probablemente a otro baño finamente revocado descubierto cerca del edificio occidental en 1963.

BIBLIOGRAFIA: E. Sellin, “ Tell Ta’annek”, Denkschriften der Kaiserlichen Akademi der Wissenschaften 50, 4, Wien, 1904; “Eine Nachlese aufden Tell Ta’annek in Palastina”, Denkschriften 52, 3, Wien, 1906. P. Lapp, “The 1963 Excavation at Ta’annek”,BASOR, 173, 1964, págs. 4–44. W. F. Albright, “A Prince of Taanach in the Fifteenth Century, B. C.”, BASOR, 94, 1944, págs. 12–27. J. A. Knudtzon, Die El*Amarna Tafeln, Vol. I, Hinrichs, Leipzig, 1915, No. 248:14. J. B. Pritchard, ed., ANET. págs. 235–36, 243, 490. G. van Breek, IDB, Vol. III, ed. G. A. Buttrick, New York, Abingdon, 1962, págs. 497.

TADMOR. Véase PALMIRA.

TAFNES. En el Delta oriental a 19 kms. al norte de Tell el-Mashkutah está el promontorio conocido como Tell Defenneh, ubicado sobre la rama Pelusiac del Nilo. Se cree que Tell Defenneh marca el sitio de la antigua Tafnes, la ciudad egipcia a la cual los judíos del tiempo de Jeremías huyeron a fin de escapar de la ira de Nabucodonosor (Jer. 40:41). Jeremías posteriormente profetizó a la comunidad judía en Tafnes. Un oráculo del Señor vino al profeta diciéndole:

Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en el enladrillado que está a la puerta de la casa del faraón egipcio en Tafnes, a la vista de los hombres de Judá y diles: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia como mi siervo y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extendrá su pabellón sobre ellas y vendrá y asolará la tierra de Egipto; los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio y los que a espada a espada …” (Jer. 43:8-11).

Flinders Petrie llegó a Tell Defenneh en la primavera de 1886 y se enteró de que el más grande promontorio del área llevaba el nombre Qasr Bint el-Yahudi, “el palacio de la hija del judío”. Recordando la referencia bíblica a la colonia judía en Tafnes, se despertó el interés de Petrie por el sitio.

El enladrillado del cual Jeremías habló parece haber sido parte del complejo de fortificaciones descubiertas durante las excavaciones de Petrie. Petrie encontró una gran plataforma de ladrillo que parece haber sido usada para cargar y descargar equipaje y otro trabajo en conexión con la guarnición. Esta plataforma, muy similar a la mastaba (tumba egipcia) en forma de banca familiar y usada anteriormente para los funerales egipcios hubiera sido el lugar ideal para esconder las piedras de Jeremías.

Tell Defenneh pudo también haber sido la localidad de Baal-zefón, uno de los sitios en los cuales Israel descansó en los tiempos del éxodo (Ex. 14:2). Un papiro fenicio encontrado en Egipto habla de “Baal-zefón y todos los dioses de Talphanhes”.

IDB Interpreter’s Dictionary of the Bible
Herodoto menciona el hecho de que la guarnición egipcia estaba estacionada en Daphnae para repeler a los árabes y sirios (Historias ii. 30). La excavación de Petrie del promontorio Kasr Bint el-Yahudi dio evidencia de que una gran fortaleza había estado ubicada allí una vez con el fin de guardar la frontera oriental de Egipto. El depósito de fundación del fuerte excavado llevaba el nombre del faraón Psammetechus; pero había también restos de ladrillos que datan del período de Ramesés.

Herodoto afirma que Psammetechus estableció guarniciones de jonios y carianos “cerca del mar, un poco debajo de la ciudad de Bubastis, en lo que es llamado la boca Pelusiaca del Nilo …estas fueron las primeras gentes de un idioma diferente que se radicaron en Egipto”.

La ocupación griega de Daphnae encontró abundante testimonio en las excavaciones de Petrie. La cerámica indicó una curiosa combinación de motivos griegos y egipcios. Las influencias griegas en Daphnae terminaron, sin embargo, en el 564 a. de J.C. cuando Ahmase decretó que Naucratis, en el Delta occidental, sería el único puerto comercial griego.

TANIS. Véase RAMESES.

TEATRO. El teatro llega a ser primeramente conocido en el siglo V a. de J.C. en Grecia, donde fue usado par alas representaciones dramáticas que surgieron de las canciones religiosas y danzas en honor del dios Dionisio. También sirvió como un lugar de asamblea para los ciudadanos de una comunidad helénica (Hch. 19:29-41). Los teatros se construían sobre una falda natural. El auditorio era de forma semicircular, con una orquesta circular o espacio para el coro en el centro y una plataforma elevada de madera para los actores. Los espectadores se sentaban en hileras de asientos que eran hechos de roca, piedra, madera o lajas de mármol, separados en dos o más secciones por pasamanos.

El teatro griego mejor conservado está en Epidaurus, en el Peloponeso. Fue construido en el siglo IV a. de J.C., y pudo haber acomodado hasta 14.000 espectadores. Se usa hoy en la presentación de dramas griegos.

El teatro construido por Herodes el Grande en *Cesarea ha sido excavado recientemente por arqueólogos israelíes. Otros teatros que él edificó son aún visibles en Damasco, Gadara, Kanata, Escitópolis (Bet-sán) y Filadelfia (Amán). De acuerdo con Josefo, Herodes construyó un teatro y un *anfiteatro en Jerusalén. Restos de teatros griegos y romanos aún perduran en Filipos, Atenas, Corinto, Mileto, Efeso y Roma. Se dice que el teatro en Efeso acomodaba a 24.500 personas.

TEBAS. Durante los 4 siglos entre la expulsión de los hiksos (ca. 1575 a. de J.C.) y la muerte de Ramesés II (ca. 1151 a. de J.C.), Tebas fue la capital de Egipto, y durante gran parte de ese tiempo fue el centro político de un imperio que se extendió hasta el Eufrates. A diferencia de las ciudades de Babilonia y Nínive, cuyos restos permanecieron escondidos hasta los tiempos modernos en promontorios de escombros, la gloria de Tebas fue siempre visible en las ruinas de sus grandes templos los que aún se levantan en el banco oriental del Nilo, 724 kms. al sur de El Cairo.

La moderna ciudad de Luxor ocupa una pequeña porción del área ocupada por la antigua Tebas. El nombre Luxor se deriva del El-Uqsur árabe, “los castillos”, una referencia a las ruinas de los grandes templos que aún dominan el sitio. En tiempos antiguos la ciudad y el distrito de Tebas llevaron el nombre de Weset o Newt (“la ciudad”). De este último nombre la Biblia designa la ciudad de No (Ez. 30:14-16) y No-Amón (v. g. la ciudad del dios de Amón, Nah. 3:8).

ca. cerca de, aproximadamente a. de antes de Jesucrito kms. kilómetros
Otro nombre usado antiguamente para Tebas era “los dos aptos”, una referencia a los dos distritos de la ciudad que corresponden a las ruinas de Karnak y Luxor. Algunos egiptólogos sugieren que los griegos llamaron la ciudad de Tebas (lo mismo que a la Tebas griega), a causa de la nativa ta ape, Tape (“los aptos”). La Tebas egipcia era conocida por lo griegos durante el tiempo de Homero. La Ilíada habla de “la Tebas de las cien puertas de las cuales los hombres valientes salen en misiones de conquista”.

Los griegos identificaron al gran dios egipcio Amón con su Zeus y se referían a Tebas como Dióspolis Magna, “la gran ciudad del dios”. Al otro lado del río desde Tebas estaba Weset Amentet (“la Tebas occidental”) o Per Hator (“casa de Hator”) la ciudad de los muertos en la cualestaban ubicadas las tumbas de los faraones.

EL TEMPLO DEAMON EN KARNAK. Cortesía de Matson Photo Service.
Aunque los orígenes de Tebas se remontan a los tiempos predinásticos, no fue sino hasta la dinastía once cuando un príncipe tebano se designó a sí mismo con el título de “rey del alto y bajo Egipto”. Tebas mantuvo su importancia durante el período del gobierno de los hiksos en Egipto, aunque su gobernador local fue forzado a reconocer el dominio de los odiados extranjeros. Fue un príncipe tebano, Kamose, quien en última instancia libró al Egipto medio del poder de los hiksos. Ahmose I, fundador de la décimoctava dinastía, consiguió sacar a los hiksos de su fuerte en el delta en Avaris. Egipto nuevamente fue gobernado por su propia dinastía. Ahmose restauró a Luxor y los far ones Amenhotep I y Thutmose I construyeron monumentos en Karnak que aún permanecen. La reina Hatshepstu fue honrada con un obelisco en Karnak. Su sucesor, Thutmose III, extendió el poder egipcio en Asia y regresó con trofeos de victoria que hicieron de Tebas la capital más grande del mundo antiguo.

Durante este tiempo Amón, el dios de Tebas, alcanzó la posición de deidad principal de Egipto. Antes de la dinastía décimosegunda, Amón era uno de los dioses menores de Tebas. Debió haber sido Amenemhet I, fundador de la décimosegunda dinastía, quien primero elevó el culto de Amón a un lugar de importancia. Los templos de Amón empezaron a erigirse en Karnak durante su reinado.

Las conquistas de Thutmose III añadieron gloria al templo de Amón en Karnak. Bajo Amenhotep II, Thutmose IV y Amenhotep III, la ciudad de Tebas continuó expandiéndose y la gloria de Amón aumentó.

Amenhotep III conectó los templos de Luxor y Karnak con una amplia y bella avenida embellecida con jardines de flores y con esfinges a los lados. Al otro lado del río construyó un templo mortuorio del cual los así llamados colosos de Memmón son los monumentos restantes. Un palacio para él mismo, otro para su esposa favorita, Tiy, y un lago de placer en el cual él y su esposa podían navegar, se contaron entre los otros edificios construidos por Amenhotep III.

Bajo Amenhotep IV (Akhenatón), Tebas fue abandonada como ciudad real. El hijo de Amenhotep III destituyó a los sacerdotes de Amón, abandonó Tebas y construyó su nueva capital Akhetatón en Tell El-Amarna. Por alrededor de una docena de años Tebas fue abandonada intencionalmente y Atón, de Akhetatón, reemplazó a Amón de Tebas como la deidad real.

A la muerte de Akhenaton, la revuelta de Amarna terminó. Su sucesor Haremhab trasladó la capital nuevamente a Tebas e hizo adiciones a los templos en Luxor y Karnak. Ramesés I, Seti I y Ramesés II añadieron al inmenso salón hipostilo, el cual se convirtió en el rasgo más destacado del templo de Karnak. Al oeste del Nilo continuaron edificándose templos funerarios por los siguientes faraones. El Rameseum de Ramesés II estuvo adornado con los más grandes colosos de granito del antiguo Egipto.

g. gramo(s)
Después de Ramesés II, sin embargo, el poder de Egipto declinó rápidamente y con él la gloria de Tebas. Ramesés III edificó el gigantesco templo de Medinet Habu; pero no pudo evitar el decaimiento del prestigio egipcio. Los sacerdotes de Amón ganaron poder y el sumo sacerdote, Herihor, fue capaz de destronar al último de los gobernadores ramesidas. La riqueza de Egipto fue mayormente administrada por los sacerdotes de Amón y como resultado, tanto Tebas como Egipto sufrieron.

Con el surgimiento al poder de los sacerdotes de Amón de Tebas, una dinastía rival fue establecida en Tanis, en el delta. El dios Amón continuó siendo reverenciado y Tebas fue reconocida como un centro religioso; pero el gobierno era administrado desde el delta. Bajo los faraones etíopes de la décimoquinta dinastía, el asiento del gobierno volvió a Tebas; pero los resultados fueron desastrosos.

La interferencia en los negocios de Siria y Palestina trajo la ira de Asiria. Asurbanipal saqueó a Tebas en el 661 a. de J.C.

BAJO RELIEVE DEL TEMPLO DE AMON en Karnak. Cortesía de Foto Marburg.
El profeta Nahum se mofó de la orgullosa Nínive y le recordó la suerte de Tebas:

¿Eres tú mejor que Tebas, que estaba asentada junto al Nilo, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el mar, y aguas por muro?

Etiopía era su fortaleza, también Egipto y eso sin límites; Fut y Libia fueron sus ayudadores. (Nahum 3:8, 9) Después del saqueo de Tebas se hicieron esfuerzos para restaurar la ciudad; pero nunca volvió a ganar su importancia estratégica. Cambises, el hijo de Ciro el persa, saqueó Tebas 136 años después de la expedición de Asurbanipal.

Los Tolomeos procuraron levantar a Tebas; pero la ciudad vivió bajo el recuerdo de sus antiguas glorias. Cuando Diodoro visitó la ciudad en el 57 a. de J.C., se le mostraron sus espléndidas ruinas. “Los tebanos se jactan”, dijo él, “de que ellos fueron los filósofos y astrólogos más antiguos entre todos los pueblos del mundo, y los primeros que descubrieron las reglas exactas para el adelanto tanto de la filosofía como de la astrología” (I, 45, 46).

En el 24 a. de J.C., Estrabón visitó la ciudad. El señaló: “Vestigios de su magnitud aún existen, la cual se extiende a 80 estadios ( ca. 14 kms.) de longitud. Hay un gran número de templos, muchos de los cuales Cambises mutiló. El lugar presente está ocupado por villas” (XVII. i. 46).

Desde los tiempos romanos hasta el presente, Tebas ha servido como una atracción turística. Sus templos han sido profanados por los musulmanes y los cristianos a la vez, y la naturaleza ha afectado también los monumentos del pasado Egipto. Así y todo, la ciudad permanece como uno de los testigos vivientes del hecho de que la gloria humana es corta, que la fama terrenal dura sólo unas pocas generaciones.

BIBLIOGRAFIA: Elizabeth Riegstahl, Thebes in the time of Amunhotep III, University of Oklahoma Press, Norman, 1964. Alexander Scharff and Anton Moortgat, ’Agypten und Vorderasien im Altertum, Verlag F. Bruckmann, Munich, 1950.

TELEILAT GHASSUL. Véase GASSUL, CULTURA DE.

TELL. Tell es una palabra arábiga que significa “alto” y se usa en un sentido técnico para designar un promontorio que fue ocupado por una sucesión de ciudades o villas. Los promontorios o telles (tulul es el plural arábigo de tell), fueron construidos a lo largo de muchos siglos como resultado de la acumulación de los escombros de ciudades sucesivas. Después de la destrucción por la guerra o el fuego, una nueva ciudad se edificaba sobre las ruinas de la antigua y así el promontorio creció más alto sucesivamente. La palabra tell aparece en el hebreo de Josué 11:13, hablando de las “ciudades que estaban sobre colinas”. La palabra tepe se usa en lugar de tell en areas donde se habla el turco.

TELL AHMAR. Véase TIL-BARSIB.

TELL AL ’UBAID. Las ruinas de Tell al ’Ubaid en el bajo río Eufrates al norte de Ur fueron descubiertas por H. R. Hall en 1919. C. Leonard Woolley condujo excavaciones sistemáticas en el sitio para la Expedición Conjunta del Museo Británico y la Universidad de Pensilvania desde 1923 hasta 1924 y también en 1937.

La cerámica característica de ‘Ubaid es de un color verde pálido, pintada con diseños geométricos libres en negro o marrón. Parte de ésta fue formada a mano, y el resto fue moldeado en una rueda lenta movida a mano. También fueron moldeados en la arcilla figurines humanos y de animales. El período de ’Ubaid siguió al de *Tell Halaf y data de ca. el 4100 al 3500 a. de J.C.

La cerámica de tipo ’Ubaid ha sido hallada en Ur, Erec, Eridu, Lagas, Susa, Persépolis y numerosos otros lugares. El descubrimiento de una variedad peculiar en los niveles catorce a dieciocho en *Eridu ha hecho que algunos eruditos sugieran que hay un período proto o pre-‘Ubaid el cual era contemporáneo con Tell Halaf. La cerámica ’Ubaid, aunque en su mayoría posterior a la de Tell Halaf, es estéticamente menos atractiva. El uso de la rueda y la habilidad de mantener el calor uniforme en un horno cerrado fueron, sin embargo, avances tecnológicos importantes en el arte cerámico.

Las casas en ‘Ubaid estaban hechas de juncos forrados con barro. Los edificios más grandes fueron hechos de los adobes característicos de la Mesopotamia del sur. Las paredes revocadas con barro estaban decoradas con mosaicos hechos con arcilla horneada, de tamaño pequeño y alargado. Los rincones, algunos de los cuales estaban pintados, ofrecían una valiorsa protección contra la humedad para las casas y servían como decoración en las paredes que de otra manera serían monótonas.

BIBLIOGRAFIA: C. L. Woolley, Al-’Ubaid, 1927.

TELL AMUDA. Véase HABOR, RIO.

TELL ARPACHIYA. El promontorio pre-histórico de Tell Arpachiya a 6 kms. al norte de Nínive, fue primero notado por R. Campbell Thompson quien examinó Jos tiestos en su superficie en 1932 y determinó que había sido ocupado desde los tiempos calcolíticos.

TRINCHERA ESCALONADA EN EL TELL JE DEIDAH, SIRIA. El excavador de un tell puede encontrar una serie de civilizaciones superpuestas una sobre la otra. En el Tell Jedeidah han sido identificados catorce niveles diferentes de ocupación que datan desde el 5500 a. de J.C. hasta el 600 d. de J.C. Se muestran objetos típicos de cada nivel. Cortesía del Instituto Oriental.
I. 600–1300 d. de J.C. El nivel de un templo cristiano primitive. En un sitio cercano están las ruinas de la última parte del período bizantino y cruces de bronce de los sacerdotes.

II. 300 d. de J.C.-64 a. de J.C. Una villa parcialmente contemporánea con Pablo y la actividad misionera de la iglesia primitiva en Antioquía. Monedas de los Césares y lámparas romanas.

III. Aproximadamente 64–500 a. de J.C. Una ocupación del periodo del imperio persa y de los imperios griegos que siguieron a las conquistas de Alejandro Magno.

IV. Aproximadamente 500–1000 a. de J.C. Capas del reino sirio heteo, contemporáneo con la última parte del imperio asirio y de Nabucodonosor de Babilonia. Jeroglificos heteos.

V. Aproximadamente 1000–1200 a. de J.C. Vestigios de cerámica de la “Gente del Mar”, algunos de los cuales son conocidos como los filisteos, otros como los acaeanos, que saquearon a Troya.

d. de después de Jesucristo
VI. Aproximadamente 1200–1600 a. de J.C. Un período rico en cerámica importada de los tipos chipriota y egeo, contemporáneos con la cultura de Ugarit.

VII. Aproximadamente 1600–1900 a. de J.C. El comienzo de un avance tecnológico notable en el segundo milenio a. de J.C. Figurines grotescos de la “diosa- madre” son tipicos de este período.

VIII. Aproximadamente 1900–2000 a. de J.C. Un período de transición (probablemente corto) durante el cual fueron manufacturados ciertos tipos distintivos de cerámica.

IX. Aproximadamente 2000–2300 a. de J.C. Un tiempo de trabajo brillante en metal y cerámica alcanzando el climax de los logros tecnológicos del tercer milenio a. de J.C.

X. Aproximadamente 2300–2600 a. de J.C. Los comienzos de una serie de copas y pequeños vasos para beber; un período rico en conexiones con el sur y el oriente.

XI. Aproximadamente 2600–3000 a. de J.C. Un período marcado por series de cerámica fina en rojo y negro, por excelente trabajo metalúrgico y por sellos cilíndricos del tipo mesopotámico.

XII. Aproximadamente 3000–3500 a. de J.C. Un período de avance tecnológico, al final del cual aparecen los más antiguos moldes de figures humanas en metal, de lo cual se tiene conocimiento: vinculados tanto con Egipto como con Mesopotamia.

XIII. Aproximadamente 3500–3900 a. de J.C. Los niveles producen una cerámica más monótona; pero con herramientas de metal concebidas tectónicamente de los tipos más antiguos. Las tradiciones tecnológicas tienen eslabones con el oriente.

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BRECHA
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XIV. Aproximadamente 5000–5500 a. de J.C. (¿) Vestigios de materiales en el nivel de las primeras villas conociadas de Siro-Cilicia. Cerámica pulida hecha a mano; herramientas simples de hueso y pedernal.

SUELO VIRGEN seis pies bajo el presente nivel del agua.
La Escuela Británica de Arqueología en Irac llevó a cabo allí una expedición en 1933–34 bajo la dirección de M. E. L. Mallowan. Los restos de cerámica de los niveles superiores del promontorio eran similares a aquellos encontrados en al-‘Ubaid y los restos de los niveles inferiores se asemejaban a aquellos de Tell Halaf (*Gozán).

Un taller de artesanía del nivel 60 fue evidentemente quemado y su cerámica rota y esparcida alrededor en las cenizas. Una taza grande, que se había roto en setenta y cinco pedazos, pudo ser restaurada. En la mampostería había una pieza de arcilla ocre roja, paletas planas para mezclar la pintura y herramientas de hueso para moldear la arcilla. Jarros y tazones fueron decorados con diseños geométricos, flores, árboles y mujeres bailando.

La cultura ‘Ubaid de los niveles superiores puede indicar la invasión de nuevos pueblos que tomaron y ocuparon el promontorio. El nombre Arpachiya puede estar relacionado con el Arfaxad bíblico, un descendiente de Sem (Gn. 10:22-24).



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